miércoles, 31 de octubre de 2018

La guitarra llora a Paco de Lucía


Aunque las habréis leído y escuchado varias veces durante estos días, voy a comenzar recordando a Paco de Lucía con estas tres citas:

Al ver tocar a Paco he entendido que no sé tocar la guitarra”. Mark Knopfler.

Decís que soy una leyenda de la guitarra. No tenéis ni idea. Sólo hay dos o tres guitarristas que se puedan considerar leyenda. Y por encima de todos ellos está Paco de Lucía”. Keith Richards.

“[…] Paco es el mejor símbolo de lo que significa una estrella. ¿Por qué? Pues porque Paco encanta al que no sabe de esto y vuelve loco al que sabe. Es decir: lo tiene todo”. Manolo Sanlúcar.

Estas son sólo algunas de las muchas declaraciones -en términos similares- con las que compañeros del gremio han mostrado su admiración por la figura de Paco de Lucía durante su trayectoria. Y si personalidades de tal calibre hablan de esta forma sobre él, pocos motivos existen para contradecirles. Hay unanimidad en que Paco de Lucía ha sido uno de los mayores genios de la guitarra, que paseó al flamenco por todo el mundo y que, desde la tradición, fue experimentando sus posibilidades para fusionarlo con distintos géneros como la bossa nova, la música clásica, el jazz o el blues. Un innovador y revolucionario de la guitarra, de exquisita técnica, y siempre buscando nuevos horizontes para el instrumento, llegando a cambiar la concepción del guitarrista como mero acompañante del cantaor para convertirlo en actor principal.

Di Meola, McLaughlin y Paco de Lucía.
Foto: F. Antolín
Francisco Sánchez Gómez tomó su nombre artístico de su madre, Luzía, y aprendió a tocar la guitarra gracias a su padre, Antonio, además de fijarse en otros artistas como el Niño Ricardo o Sabicas. Este último fue un pionero de la internacionalización y de la mezcla del flamenco con otros estilos, pues en 1966 grabó junto a Joe Beck Rock encounter (Polydor) -aunque publicado cuatro años más tarde-, uno de los trabajos más influyentes para las innovadoras grabaciones que aparecerían en la década de los 70, como El garrotín (Bocaccio Records, 1971) de Smash, el disco de Kiko Veneno con los hermanos Amador, Veneno (CBS, 1977), o La leyenda del tiempo (Philips, 1979) de Camarón de la Isla.

Paco de Lucía tuvo importante relevancia siendo muy joven, con su hermano Pepe en el dúo Los chiquitos de Algeciras, pero fue con el cantaor de San Fernando con el que mantuvo una productiva alianza durante casi una década, de la que surgieron discos esenciales para la renovación en el flamenco. No obstante, el éxito masivo llegó con Entre dos aguas. Una rumba, dicen algunos, inspirada por el tema de Las Grecas, Te estoy amando locamente, compuesta con su Algeciras natal en la mente –ciudad situada entre el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico- y que fue incluida a última hora en el LP Fuente y caudal (Philips, 1973), del que despachó un buen número de copias -así como del single- y encabezó las listas de ventas en España durante varias semanas consecutivas.

Antes, ya había colaborado con Pedro Iturralde en la grabación de los discos Jazz-Flamenco, uno de los distintos proyectos en los que el guitarrista participó y en los que fusionó el flamenco con otras músicas para hacerlo universal. Posteriormente trabajó con Al di Meola en Mediterranean sundance, perteneciente al álbum del estadounidense, Elegant gypsy (Columbia, 1977), y giró con John McLaughlin y Larry Coryell por Europa, dejando para la posteridad la grabación de uno de sus conciertos, en el Royal Albert Hall de Londres en 1979, en el DVD Meeting of spirits. Pero sería en 1980 cuando tendrá lugar su impresionante actuación en el Warfield Theatre de San Francisco, junto a McLaughlin y di Meola, que fue editada en LP un año más tarde como Friday night in San Francisco (Columbia), obteniendo una considerable repercusión en ventas. No terminaría aquí esta asociación, pues en 1983 publicaron Passion, grace and fire (Philips) y en 1996 The guitar trio (Verve Records).


De especial trascendencia para la difusión del flamenco y su mestizaje por todo el mundo fue la creación del Paco de Lucía Sextet, formación compuesta por sus hermanos Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, el bajista Carles Benavent, Jorge Pardo, flauta y saxofón, y el percusionista brasileño Rubem Dantas, quien tocaba el cajón peruano, un instrumento que Paco de Lucía introdujo en los espectáculos y que con el tiempo se ha hecho muy popular. El Sexteto dejó magníficos trabajos como Sólo quiero caminar (Philips, 1981) o Live… one summer night (Philips, 1984).

Otras colaboraciones notables se produjeron con el pianista de jazz Chick Corea, que se materializó en Zyryab (Philips, 1990), registrado también con el Sexteto y con Manolo Sanlúcar, o con Bryan Adams en 1995, para la banda sonora de la película Don Juan DeMarco (Jeremy Leven, 1995) y el tema Have you ever really loved a woman?

Paco de Lucía fue distinguido, entre otros, con el Premio Príncipe de Asturias de las Artes, fue investido Doctor Honoris Causa por el Berklee College of Music de Boston y obtuvo un Grammy Latino por su último álbum publicado, Cositas buenas (Universal, 2003). Para abril preparaba –se editará póstumamente- el lanzamiento de su próximo trabajo, Canción andaluza (Universal, 2014), con el que ofrecer una visión particular de un género musical que le acompañó desde niño, la copla; pero el pasado 26 de febrero en Cancún (México) sufría un infarto que acababa con su vida y ya no podrá verlo publicado. Descanse en paz.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 6 de marzo de 2014.

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