Aunque
las habréis leído y escuchado varias veces durante estos días, voy
a comenzar recordando a Paco
de Lucía con estas tres
citas:
“Al
ver tocar a Paco he entendido que no sé tocar la guitarra”. Mark
Knopfler.
“Decís
que soy una leyenda de la guitarra. No tenéis ni idea. Sólo hay dos
o tres guitarristas que se puedan considerar leyenda. Y por encima de
todos ellos está Paco de Lucía”. Keith Richards.
“[…] Paco es el mejor símbolo de lo que significa una estrella. ¿Por
qué? Pues porque Paco encanta al que no sabe de esto y vuelve loco
al que sabe. Es decir: lo tiene todo”. Manolo Sanlúcar.
Estas
son sólo algunas de las muchas declaraciones -en términos
similares- con las que compañeros del gremio han mostrado su
admiración por la figura de Paco de Lucía durante su trayectoria. Y
si personalidades de tal calibre hablan de esta forma sobre él,
pocos motivos existen para contradecirles. Hay unanimidad en que Paco
de Lucía ha sido uno de los mayores genios de la guitarra, que paseó
al flamenco por todo el mundo y que, desde la tradición, fue
experimentando sus posibilidades para fusionarlo con distintos
géneros como la bossa nova, la música clásica, el jazz o el blues.
Un innovador y revolucionario de la guitarra, de exquisita técnica,
y siempre buscando nuevos horizontes para el instrumento, llegando a
cambiar la concepción del guitarrista como mero acompañante del
cantaor para convertirlo en actor principal.
Di Meola, McLaughlin y Paco de Lucía. Foto: F. Antolín |
Francisco
Sánchez Gómez tomó su nombre artístico de su madre, Luzía, y
aprendió a tocar la guitarra gracias a su padre, Antonio, además de
fijarse en otros artistas como el Niño Ricardo o Sabicas.
Este último fue un pionero de la internacionalización y de la
mezcla del flamenco con otros estilos, pues en 1966 grabó junto a
Joe Beck Rock encounter (Polydor) -aunque publicado cuatro años más tarde-, uno de los trabajos más influyentes para las innovadoras grabaciones
que aparecerían en la década de los 70, como El garrotín (Bocaccio Records, 1971) de Smash, el disco de Kiko Veneno con los hermanos Amador, Veneno (CBS, 1977), o La
leyenda del tiempo (Philips, 1979) de
Camarón de la Isla.
Paco
de Lucía tuvo importante relevancia siendo muy joven, con su hermano
Pepe en el dúo Los chiquitos de Algeciras, pero fue con el cantaor
de San Fernando con el que mantuvo una productiva alianza durante
casi una década, de la que surgieron discos esenciales para la
renovación en el flamenco. No obstante, el éxito masivo llegó con
Entre dos aguas.
Una rumba, dicen algunos, inspirada por el tema de Las Grecas, Te
estoy amando locamente,
compuesta con su Algeciras natal en la mente –ciudad situada entre
el Mar Mediterráneo y el Océano Atlántico- y que fue incluida a
última hora en el LP Fuente
y caudal (Philips, 1973), del
que despachó un buen número de copias -así como del single- y
encabezó las listas de ventas en España durante varias semanas
consecutivas.
Antes,
ya había colaborado con Pedro
Iturralde en la grabación
de los discos Jazz-Flamenco,
uno de los distintos proyectos en los que el guitarrista participó y
en los que fusionó el flamenco con otras músicas para hacerlo
universal. Posteriormente trabajó con Al
di Meola en Mediterranean
sundance, perteneciente al
álbum del estadounidense, Elegant
gypsy (Columbia, 1977), y giró con
John McLaughlin
y Larry Coryell
por Europa, dejando para la posteridad la grabación de uno de sus
conciertos, en el Royal Albert Hall de Londres en 1979, en el DVD
Meeting of spirits.
Pero sería en 1980 cuando tendrá lugar su impresionante actuación
en el Warfield Theatre de San Francisco, junto a McLaughlin y di
Meola, que fue editada en LP un año más tarde como Friday
night in San Francisco (Columbia),
obteniendo una considerable repercusión en ventas. No terminaría
aquí esta asociación, pues en 1983 publicaron Passion,
grace and fire (Philips) y en 1996 The guitar trio (Verve Records).
De
especial trascendencia para la difusión del flamenco y su mestizaje
por todo el mundo fue la creación del Paco
de Lucía Sextet, formación
compuesta por sus hermanos Ramón de Algeciras y Pepe de Lucía, el
bajista Carles Benavent, Jorge Pardo, flauta y saxofón, y el
percusionista brasileño Rubem Dantas, quien tocaba el cajón
peruano, un instrumento que
Paco de Lucía introdujo en los espectáculos y que con el tiempo se
ha hecho muy popular. El Sexteto dejó magníficos trabajos como Sólo
quiero caminar (Philips, 1981) o
Live… one summer night
(Philips, 1984).
Otras colaboraciones notables se produjeron con el pianista de
jazz Chick Corea,
que se materializó en Zyryab
(Philips, 1990), registrado también con el Sexteto y con Manolo Sanlúcar, o
con Bryan Adams
en 1995, para la banda sonora de la película Don
Juan DeMarco (Jeremy Leven, 1995) y el tema Have
you ever really loved a woman?
Paco
de Lucía fue distinguido, entre otros, con el Premio Príncipe de
Asturias de las Artes, fue investido Doctor Honoris Causa por el
Berklee College of Music de Boston y obtuvo un Grammy Latino por su
último álbum publicado, Cositas
buenas (Universal, 2003). Para abril
preparaba –se editará póstumamente- el lanzamiento de su próximo
trabajo, Canción andaluza (Universal, 2014),
con el que ofrecer una visión particular de un género musical que
le acompañó desde niño, la copla; pero el pasado 26 de febrero en
Cancún (México) sufría un infarto que acababa con su vida y ya no
podrá verlo publicado. Descanse en paz.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 6 de marzo de 2014.
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