lunes, 22 de octubre de 2018

El maestro de la seducción


Hablar de Barry White es recuperar la banda sonora de muchas parejas, romances y encuentros sexuales. Porque, si por algo se caracterizó este soulman durante su carrera, fue por componer una serie de imperecederas canciones con el amor, las mujeres y el sexo como principales ingredientes. Su voz grave y ronca, su forma tan pasional de interpretar los temas y la emoción que transmitía en el escenario, se complementaban con unos grandilocuentes arreglos orquestales y ritmos con toques funk que causaron furor en las pistas de baile de los años 70 y 80, en plena efervescencia de la música disco.

Como en otros tantos casos de artistas estadounidenses negros, la historia se repite. Este texano de Galveston [Ciudad fundada por el general nacido en Macharaviaya (Málaga), Bernardo de Gálvez], nacido en 1944 con el nombre de Barrence Eugene Carter, hijo de madre soltera y familia humilde, se traslada a Los Ángeles (California), donde crece en una zona marginal y peligrosa, un gueto racial con un alto porcentaje de criminalidad. Este ambiente tan nocivo para cualquier chaval hace que influya en el comportamiento de White. Desde muy joven forma parte de una banda callejera en la que las peleas y los robos son habituales, hasta que con 16 años es encarcelado junto a su hermano Darryl por sustraer neumáticos. Pero esta experiencia le hizo recapacitar sobre su futuro. “Las adversidades te hacen más fuerte”, diría, y en aquél momento decidió que tenía que cambiar de vida y amigos. Una historia de superación y fuerza de voluntad que, dice la leyenda, comenzó tras escuchar por la radio el tema de Elvis Presley, It’s now or never.

Siendo niño cantaba góspel en el coro de una iglesia baptista de la que llegó a ser director. También aprendió a tocar el piano ya que su madre era aficionada a interpretar piezas clásicas con dicho instrumento. Sin oficio ni beneficio, cuando salió del penal emprendió su aventura como músico. Su formación no era amplia pero tenía una gran confianza en sí mismo. Durante los años 60 tocó la batería y cantó en varias formaciones como The Upfronts, The Majestics o The Atlantics, además de trabajar como productor, faceta en la que destacó notablemente.

Le ofrecieron la oportunidad de ejercer de A&R en un sello discográfico para el que compuso y grabó temas exitosos, por ejemplo, Lost without the love of my guy de Viola Wills. Sus funciones en la compañía resultarían cruciales para su trayectoria ya que descubrió a un trío de prometedoras chicas a las que él mismo nombró como Love Unlimited. Además, se convirtió en el mánager de este grupo de finales de los 60 formado por Diane Taylor, Linda James y su hermana Glodean, a la postre, futura esposa de White. Con ellas vendió un millón de copias por primera vez, gracias al LP From a girl’s point of view we give to you (UNI Records, 1972) en el que aparecía el single Walking in the rain with the one I love. Love Unlimited acompañarían a Barry White en sus grandes hits a partir de entonces.


White continúa su búsqueda de nuevos talentos, para los que tiene preparadas algunas canciones. Sin embargo, prueba a interpretarlas él mismo y graba su primer álbum I’ve got so much to give (20th Century Records, 1973). El resultado es más que satisfactorio: número 1 en Estados Unidos con I'm gonna love you just a little more baby.

Para dar más empaque a sus canciones, también crearía The Love Unlimited Orchestra, formación compuesta por cuarenta músicos que él mismo dirigía y con la que grabó excelentes álbumes.

El Maestro, como era apodado, dejó clásicos como Never, never gonna give you up y You’re the first, the last, my everything. Compuesta en 1953 como canción country por Peter Radcliffe con el nombre de You’re my first, you’re my last, my in-between, hubo que esperar 21 años para que algún artista se interesara en ella. Finalmente White, amigo de Radcliffe, junto al productor Tony Sepe, comenzaron a trabajar en la pieza. Cambiaron el ritmo original por uno más actual, modificaron un poco la letra y el título por You’re the first, the last, my everything para convertirse en uno de las temas más recordados de Barry White, número 1 en las listas de soul en Norteamérica y en el Reino Unido en 1974.


Después llegarían otros temas notorios como What am I gonna do with you (1975), Let the music play (1976) o It's ecstasy when you lay down next to me (1977), año en el que comenzó un pequeño declive de su carrera. En los 80, sus grabaciones perdieron fuerza hasta que, a comienzos de la década de los 90, su popularidad volvió a crecer gracias a unos cuantos álbumes económicamente rentables y a sus apariciones en conocidas series de televisión.
Barry White tenía problemas de salud que se le fueron agravando. Era hipertenso y sufría insuficiencia renal crónica. Fue hospitalizado en 2002 para someterse a un trasplante pero la enfermedad pudo antes con él. Falleció el 4 de julio de 2003 en Los Ángeles. Se apagaba así la poderosa voz del galán y del gran seductor de las pistas de baile, dejando un buen puñado de discos de oro y platino y un importante número de inmortales baladas.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 12 de septiembre de 2013.

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