Hablar
de Barry White
es recuperar la banda sonora de muchas parejas, romances y encuentros
sexuales. Porque, si por algo se caracterizó este soulman durante su carrera, fue por componer una serie de imperecederas
canciones con el amor, las mujeres y el sexo como principales
ingredientes. Su voz grave y ronca, su forma tan pasional de
interpretar los temas y la emoción que transmitía en el escenario, se complementaban con unos grandilocuentes arreglos orquestales y
ritmos con toques funk que causaron furor en las pistas de baile de los años 70 y 80, en
plena efervescencia de la música
disco.
Como
en otros tantos casos de artistas estadounidenses negros, la historia
se repite. Este texano de Galveston [Ciudad fundada por el general
nacido en Macharaviaya (Málaga), Bernardo de Gálvez], nacido en 1944 con
el nombre de Barrence Eugene
Carter, hijo de madre
soltera y familia humilde, se traslada a Los Ángeles (California), donde crece en una zona marginal y peligrosa, un gueto racial con un
alto porcentaje de criminalidad. Este ambiente tan nocivo para
cualquier chaval hace que influya en el comportamiento de White.
Desde muy joven forma parte de una banda
callejera en la que las
peleas y los robos
son habituales, hasta que con 16 años es encarcelado
junto a su hermano Darryl por sustraer neumáticos. Pero esta
experiencia le hizo recapacitar sobre su futuro. “Las adversidades
te hacen más fuerte”, diría, y en aquél momento decidió que
tenía que cambiar de vida y amigos. Una historia de superación y
fuerza de voluntad que, dice la leyenda, comenzó tras escuchar por
la radio el tema de Elvis Presley, It’s
now or never.
Siendo
niño cantaba góspel
en el coro de una iglesia baptista de la que
llegó a ser director. También aprendió a tocar el piano
ya que su madre era aficionada a interpretar piezas clásicas con
dicho instrumento. Sin oficio ni beneficio, cuando salió del penal
emprendió su aventura como músico. Su formación no era amplia pero
tenía una gran confianza en sí mismo. Durante los años 60 tocó la
batería
y cantó en varias formaciones como The
Upfronts, The
Majestics o The
Atlantics, además de
trabajar como productor,
faceta en la que destacó notablemente.
Le
ofrecieron la oportunidad de ejercer de A&R en un sello discográfico para el que compuso
y grabó temas exitosos, por ejemplo, Lost
without the love of my guy de Viola
Wills. Sus funciones en la
compañía resultarían cruciales para su trayectoria ya que
descubrió a un trío de prometedoras chicas a las que él mismo
nombró como Love Unlimited.
Además, se convirtió en el mánager de este grupo de finales de los
60 formado por Diane Taylor,
Linda James
y su hermana Glodean,
a la postre, futura esposa de White. Con ellas vendió un millón de
copias por primera vez, gracias al LP From
a girl’s point of view we give to you (UNI Records, 1972) en el que aparecía el single Walking
in the rain with the one I love.
Love Unlimited acompañarían a Barry White en sus grandes hits a partir de entonces.
White
continúa su búsqueda de nuevos talentos, para los que tiene
preparadas algunas canciones. Sin embargo, prueba a interpretarlas él
mismo y graba su primer
álbum I’ve
got so much to give
(20th Century Records, 1973). El resultado
es
más
que satisfactorio:
número 1 en
Estados Unidos con I'm
gonna love you just a little more baby.
Para
dar más empaque a sus canciones, también crearía The
Love Unlimited Orchestra,
formación compuesta por cuarenta músicos que él mismo dirigía y
con la que grabó excelentes álbumes.
El
Maestro,
como era apodado, dejó clásicos como
Never,
never gonna give you up y
You’re
the first, the last, my everything.
Compuesta en 1953
como canción country por Peter
Radcliffe con el nombre de
You’re
my first, you’re my last, my in-between,
hubo que esperar 21 años para que algún artista se interesara en
ella. Finalmente White, amigo de Radcliffe, junto al productor Tony
Sepe,
comenzaron a trabajar en la pieza. Cambiaron el ritmo original por
uno más actual, modificaron un poco la letra y el título por
You’re
the first, the last, my everything
para convertirse en uno de las temas más recordados de Barry White,
número 1 en las listas de soul en Norteamérica y en el Reino Unido
en 1974.
Después
llegarían otros temas notorios como What
am I gonna do with you (1975),
Let
the music play
(1976) o
It's ecstasy when you lay down next to me (1977),
año en el que comenzó un pequeño declive de su carrera.
En los 80, sus grabaciones perdieron fuerza hasta que, a comienzos de
la década de los 90, su popularidad volvió a crecer gracias a unos
cuantos álbumes económicamente rentables y a sus apariciones en
conocidas series de televisión.
Barry
White tenía problemas de salud que se le fueron agravando. Era
hipertenso y
sufría insuficiencia
renal
crónica.
Fue hospitalizado en
2002 para someterse a un trasplante
pero la enfermedad pudo antes con él. Falleció el 4
de julio de 2003 en
Los Ángeles. Se apagaba así la poderosa voz del galán y del gran
seductor de las pistas de baile, dejando un buen puñado de discos de
oro y platino y un importante número de inmortales baladas.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 12 de septiembre de 2013.
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