Surgido
en 1966 en San Diego, California, Iron
Butterfly fue uno de los
grupos estandartes de la mezcla entre el hard
rock y la psicodelia.
A pesar de que sufrieron continuos cambios de formación y
prácticamente tuvieron un sólo single de éxito masivo, su
influencia se fue extendiendo en años posteriores, sobre todo en los
70, en bandas como Deep Purple o Led Zeppelin, en cuyo caso, hasta la
elección meditada del nombre tiene similitudes (mariposa de
hierro-zeppelín de plomo).
Grabaron
su primer álbum en 1968, Heavy (ATCO),
un título que era toda una declaración de intenciones. Y es que
Iron Butterfly está considerado como uno de los grupos más
relevantes para lo que después se denominaría heavy
metal. Sus temas, partiendo
del rock lisérgico o acid rock, derivaron en unos sonidos más
potentes de lo habitual para la época. Tras este trabajo de debut,
comenzarían los primeros movimientos de músicos, aunque siguieron
contando con la presencia en sus filas del principal compositor, Doug
Ingle, y
el batería, Ron
Bushy. En este proceso de búsqueda de nuevos integrantes, sonaron
como futuribles artistas de la talla de Neil Young o Jeff Beck
aunque finalmente se decantaron por otros.
1968
sería su año de mayor explosión. Aparecería su álbum más
reconocido, In-A-Gadda-Da-Vida (ATCO).
Pero no fue precisamente el disco en su conjunto lo que les
reportaría tal éxito, sino, como hemos dicho antes, por el sencillo
más famoso que compusieron, de idéntico título que el LP y que
ocupaba toda la cara B del vinilo. 17.05 minutos con geniales pasajes
instrumentales, donde se incluyen poderosos riffs de guitarra y
bajo, uno de los primeros y más recordados solos de batería de la
historia del rock y unos sugerentes teclados con reminiscencias
clásicas. Todo ello sumado a la voz grave de Ingle, al principio y
al final del tema, como resultado de una simple fórmula donde
primaba más la instrumentación que un contenido profundo de las
letras.
La
canción fue grabada en una sola toma, según dijo el productor John
Milton en una entrevista
posterior. Esperando precisamente a Milton, los músicos estaban
ensayando para el técnico de sonido, el cual decidió que la
grabación tenía la suficiente calidad para no tener que
repetirla más veces.
Respecto
al título hay distintas versiones y ninguna de ellas definitiva o lo
suficientemente aclarada. Parece ser que su nombre original era In
the garden of Eden y a
partir de ahí, surgen las leyendas sobre su transformación en
In-A-Gadda-Da-Vida.
Unos cuentan que Doug Ingle,
tras haber compuesto el tema y con las dificultades de vocalización
por su estado de embriaguez, le dijo el título al batería Ron
Bushy, que se limitó a
transcribir aquellos balbuceos tal y como los había escuchado. Otra
versión es que estaban en el estudio ensayando bajo los efectos de
las drogas y la pronunciación de In
the garden of Eden por el
cantante no fue la más inteligible. Dicen que Bushy tenía unos
cascos puestos y que no entendió bien el nombre. Así que escribió
literalmente lo que había oído y que, ya sobrio, se dio cuenta de
aquel galimatías, pero le pareció tan irónico y original que
decidieron dejar como título esa combinación de palabras sin
sentido.
In-A-Gadda-Da-Vida
es un LP muy influenciado por los trabajos que habían realizado
hasta entonces The Doors,
que consiguió un gran reconocimiento de crítica y ventas, llegando
a alcanzar el número 4 en las listas. Tuvo mucho de innovador. No
tanto por incluir una canción de tan amplia duración, pues en
aquellos años ya existían algunos ejemplos. Pero sí lo fue porque
se editó una versión más corta del single, cercana a los 3
minutos, pensada para su programación en las emisoras de la FM,
llegando a convertirse en un gran reclamo para el grupo y provocando
que las radios empezaran a emitir el sencillo original, algo similar
a lo que le ocurrió a la banda de Jim Morrison con su Light
my fire. Iron Butterfly
abrieron el camino para las formaciones de rock progresivo. Empezaban
a acostumbrar al público a temas que no siguieran el formato clásico
del pop, sino que podían alargarlos tanto como quisieran, saltándose
esa estructura, hasta el momento, tan tradicional.
Un
año después, en 1969, publican su siguiente larga duración, Ball (ATCO),
aprovechando la inercia positiva de In-A-Gadda-Da-Vida,
lo que les resultó una buena jugada ya que se convirtió en el mayor
éxito de sus LP’s en las listas de ventas, alcanzando el número
3. El disco seguía las mismas directrices que el anterior aunque los
temas tenían menor duración y se acercaban más al pop. Como
contrapunto, este sería el comienzo del declive de la banda
californiana.
Posteriormente
editarían un directo en 1970, mientras las modificaciones en la
formación seguían produciéndose. En el mismo año llegaría otro
álbum, Metamorphosis (ATCO),
el cual no consiguió calar ni en el público ni en la crítica y
que desembocaría en la disolución del grupo, acaecida finalmente en
1971. Sin embargo, Iron Butterfly también se han caracterizado por
sus continuas reapariciones. Cuatro años más tarde se volverían a
reunir y publicarían dos discos que, no obstante, tuvieron poca
repercusión, por lo que de nuevo provocó la separación de la
banda. A mediados de los 90 retomarían la formación para actuar en
una gira por América tras haber sido reeditado su trabajo más
influyente, In-A-Gadda-Da-Vida,
continuando en activo hasta la actualidad.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 25 de julio de 2013.
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