El
binomio compuesto por Manolo
García y Quimi
Portet alcanzó su máximo
esplendor con El Último de
la Fila, denominación con
la que consiguieron ventas millonarias y el reconocimiento unánime
de crítica y público. Convertidos ya en leyendas de la música
popular en España, algunas de sus canciones forman parte de la banda
sonora de distintas generaciones. Con una mezcla de pop-rock, raíces
flamencas y toques étnicos, han dejado para la posteridad una serie
de temas que no han hecho más que crecer en popularidad con el paso
del tiempo. Aunque en su momento, sus primeros discos no alcanzaran
gran repercusión comercial, han sido éstos los que más hondo han
calado en el público. Álbumes que suelen situarse en los primeros
puestos de las listas de los LP’s más importantes e influyentes de
la historia del rock en nuestro país. Pero
el camino hacia la fama nunca es fácil. Manolo y Quimi compaginaban
la música con sus trabajos y pertenecieron a distintos grupos hasta
que el destino los quiso juntar.
Manolo
García tocaba la batería en grupos locales como Materia
Gris o Silma
y su Conjunto, formación
en la que también cantaba. Mientras, en 1980, el artista argentino
Sergio Makaroff,
buscando músicos para hacer un LP, conoce a García y a un teclista,
Esteban Martín.
Posteriormente, el guitarrista Josep
Lluís Pérez y Antonio
Fidel con el bajo, aunque
no tenía experiencia previa, terminaron de dar forma al proyecto y
juntos grabaron Tengo una
idea de Makaroff. Tras
realizar el álbum, los cuatro siguen trabajando y forman su propia
banda, a la que se suma el batería Lluís
Visiers para que García
pudiera ejercer de vocalista. En poco tiempo registran una maqueta
que presentan al sello EMI.
En tan sólo dos meses de ensayo y sin tener aún nombre, la compañía
les hace un contrato. La celeridad con que todo se produjo les
inspiró para llamarse Los
Rápidos.
Graban
un único disco, Rápidos,
que sale a la venta en 1981 junto con su primer single. Con un sonido
muy cercano al punk y la nueva ola madrileña son promocionados como
una alternativa barcelonesa a la Movida de la capital. Aunque sus
ventas fueron muy bajas, habían conseguido un público fiel, pues
sus actuaciones eran un gran espectáculo.
Ese
mismo año, en medio de una gira, con un nuevo sencillo ya en el
mercado y las canciones terminadas para lo que sería su segundo
álbum, EMI
decide rechazarlas y deja de apoyarles. Esto hace que sus miembros
piensen en dar por finalizada esta aventura, pues sería muy difícil
seguir adelante sin el respaldo de la discográfica. No
obstante, continúan ofreciendo conciertos. En el festival Rock
de Lluna coinciden con Kul
de Mandril, grupo en el que
Portet
tocaba la guitarra eléctrica. Tras una conversación con García
decide unirse a Los Rápidos y tocar en los directos que aún les
quedan antes de que la banda se disuelva.
Poco
después, Martín se une a Gabinete Caligari y García se va al País
Vasco para emprender un nuevo proyecto con la ayuda de la Orquesta
Mondragón, que finalmente no fructificó. Los demás siguieron
componiendo temas y, tras el regreso de García, fundan Los
Burros. Editan Rebuznos
de amor (1983) en Discos
Belter pero la historia se
repite, venden muy pocas copias del álbum. La discográfica estaba
en una situación delicada por problemas económicos y no pudo, o no
supo, sacar rendimiento a una banda tan prometedora. A pesar de todo,
con el tiempo ha sido un disco muy reivindicado, sobre todo por
contener el clásico Huesos.
Tras
la quiebra de Belter y los malos resultados de ventas obtenidos,
García y Portet deciden formar esta vez un dúo, El
Último de la Fila, y se
comprometen con el sello independiente PDI
para grabar. En estas estaban cuando ganan el concurso de maquetas de
la revista Rock Espezial
(actual Rockdelux).
El premio es un precontrato con la multinacional Virgin
para editar un LP que, sin embargo, rechazan para cumplir lo acordado
con PDI. En 1985 sale el álbum, Cuando
la pobreza entra por la puerta, el amor salta por la ventana.
Un trabajo con grandes temas de letras profundas como las de Querida Milagros o El
loco de la calle.
Un
año después llegaría el que para muchos es el mejor disco del
grupo, Enemigos de la
ajeno. Despachó
250.000 unidades y propició que Manolo y Quimi abandonaran sus
trabajos de diseñador y repartidor, respectivamente, para dedicarse
en exclusiva a la música. Aunque no dispusieron de muchos medios,
consiguieron fabricar un álbum de calidad con piezas tan recordadas
como Aviones plateados,
Lejos de las leyes de los
hombres o el convertido en
himno, Insurrección.
Una canción, que sin embargo, fue creada a última hora y a
contrarreloj, pues ese mismo día debían abandonar el estudio. Con
un riff de guitarra de Portet, a García le bastaron sólo dos
horas para escribir la letra.
Como
la calidad de sonido de los dos primeros discos no era muy buena, en
1987 regrabaron una selección de esos temas y los publicaron en
Nuevas mezclas (PDI, 1987).
A continuación triunfarían con Como
la cabeza al sombrero (PDI; 1988),
Nuevo pequeño catálogo de
seres y estares (Perro Records, 1990) y
Astronomía razonable
(Perro Records/EMI, 1993), con 800.000
ejemplares vendidos y del
que se extrajo Como un
burro amarrado en la puerta del baile.
La rebelión de los hombres
rana (Chrysalis, Perro Records, 1995) pondría el
punto y final a una de las sociedades musicales más exitosas de los
años 80 y 90. A partir de entonces, Manolo García y Quimi Portet
desarrollarían sus carreras en solitario.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 19 de septiembre de 2013.
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