jueves, 25 de octubre de 2018

Björk y el excesivo precio de la fama


En directo en Vancouver, Canadá, en 2007
1996 no fue un año sencillo para Björk. En el mes de febrero, inmersa en una extensa gira mundial de conciertos, la islandesa aterriza con su hijo Sindri en el aeropuerto de Bangkok (Tailandia). Los periodistas se acercan para conseguir alguna declaración aunque ella ha advertido que no va a atender a los medios en ese momento. Julie Kaufman, reportera de una televisión local, le da a Sindri la bienvenida a la ciudad. Björk, sin mediar palabra, se abalanza sobre ella, la tira al suelo y le propina varios golpes. Parece ser que Kaufman llevaba unos días acosándola porque le había denegado una entrevista. Aunque lo que desató la ira de la artista fue que dirigieran las preguntas a su primogénito -de 10 años por entonces-.

Björk se disculpó posteriormente con Kaufman. Estaba arrepentida por ese incidente, había perdido los nervios por la presión a la que estaba sometida y por el cansancio del largo viaje. Sólo quería proteger a su hijo. Pero este no ha sido el único encontronazo que ha tenido con la prensa. En 2008, en otra terminal, esta vez en Auckland (Nueva Zelanda), golpeó y rompió la camisa al fotógrafo Glenn Jeffrey por haberle tomado varias instantáneas sin su consentimiento.

En concierto en Finlandia, 1998
Volviendo a 1996, se produce un macabro acontecimiento que afectaría profundamente a la cantante. Ricardo López, un joven uruguayo residente en Miami, obsesionado con la artista, había tramado un plan para asesinarla. Estaba enfadado porque no recibía respuesta de las numerosas cartas que le enviaba declarándole su amor y no soportaba que Björk hubiese empezado una relación con un hombre negro, el músico y DJ británico Goldie, así que decidió elevar su fanatismo al extremo.

Ricardo fabricó una bomba con ácido sulfúrico, la ocultó dentro de un libro y la remitió al domicilio de Björk en Londres, dentro de un sobre donde se identificaba como un ejecutivo de una compañía con el pretexto de ofrecerle un guión para una película. Afortunadamente, los vecinos avisaron a la policía porque algo extraño ocurría y ésta entró en la casa de Ricardo, donde encontraron al joven muerto por un disparo de una pistola que él mismo había comprado. La habitación estaba repleta de fotos de la cantante y descubrieron más de veinte cintas donde había ido registrando con todo detalle el proceso, desde la fabricación del explosivo hasta su suicidio. Esto puso en alerta a los agentes de Scotland Yard que consiguieron localizar el paquete e impedir que saliera de las oficinas de correos hacia su destino.

Con The Sugarcubes en Japón
Semejante susto tenía que repercutir en el estado creativo de Björk. Con un nuevo disco en mente, Homogenic (One Little Indian, 1997), pero aún retumbando el eco mediático, fue imposible trabajar con tranquilidad en la capital inglesa. Dejó a Goldie y se trasladó a la provincia de Málaga, concretamente a la urbanización El Madroñal, en Benahavís, y grabó el álbum íntegro en los Estudios El Cortijo, en San Pedro de Alcántara.

Allí compuso So broken, canción inspirada por aquel suceso. Interpretada junto a Raimundo Amador a la guitarra, se incluyó como bonus track en algunas ediciones del LP. Homogenic es un trabajo más intimista y experimental que los anteriores, Debut (One Little Indian, 1993) y Post (One Little Indian, 1995). Rodeada de naturaleza y recordando su Islandia natal, quiso romper con la accesible mezcla de música de baile y pop que había publicado hasta entonces. Contó con la participación del Octeto de Cuerdas Islandés y el resultado se tradujo en excelentes temas como Jóga, Hunter o Bachelorette, en un disco donde también sorprendió la imagen de portada, con diseño de Alexander McQueen.


Björk Gudmundsdöttir ha tenido que convivir con el éxito desde bien pequeña. Comenzó el conservatorio a los 5 años y lo finalizó a los 15, convirtiéndose en la persona más joven, en aquel momento, que había finalizado los estudios de piano en su país.

Editó en single una adaptación del clásico de la música disco I love to love de Tina Charles, con gran repercusión en las emisoras de radio islandesas. Esto le valió para que, con 11 años, sacara al mercado su primer larga duración, homónimo, que vendió 50.000 copias en Islandia y donde destaca, por curiosa, la versión de The fool on the hill (Alfur út úr hól) de The Beatles.

Cannes, 2000. Foto: G. Biard
Niña prodigio, mente inquieta e iconoclasta, se enroló en distintos grupos de punk a finales de los 70, como Exodus o Jam 80, y creó su propia banda, integrada únicamente por chicas, Spit and Snot. Después formaría parte de Tappi Tíkarrass hasta que creó KUKL, grupo de rock gótico que fue germen, en 1986, de una de las formaciones más importantes de su país y de reconocido prestigio internacional en circuitos alternativos, The Sugarcubes.

Antes de editar sus discos en solitario más populares, publicó un trabajo junto al trío de jazz Gudmundar Ingólfssonar, Gling-Gló (Esmekkleysa, 1990), que daría paso a una amplia y reputada trayectoria en todo el mundo, siendo encumbrada como una de las artistas más importantes y vanguardistas desde la década de los 90. Tal es su magnetismo que también ha aparecido varias veces en la gran pantalla, por ejemplo, como protagonista de la película de Lars von Trier, Dancer in the dark (2000) (Bailar en la oscuridad, en España), con la que ganó el premio a la mejor actriz en el Festival de Cine de Cannes.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 21 de noviembre de 2013.

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