jueves, 18 de octubre de 2018

El hechizo de Screamin’ Jay Hawkins


Es curioso el caso de este tipo, de nombre real Jalacy Hawkins, vocalista afroamericano de blues y rock ‘n’ roll, de especial relevancia en los años 50 y 60. Un gran talento musical que sin embargo será siempre recordado por ser un one-hit wonder, artista conocido por un solo éxito, I put a spell on you, y por sus estrafalarios atuendos y puestas en escena con tintes macabros.

Nacido el 18 de julio de 1929 en Cleveland, Ohio, se crió en un orfanato hasta que fue adoptado a los 18 meses. Con 6 años ya tocaba el piano, pero su mayor ilusión era ser cantante de ópera. Finalmente se decantaría por otros sonidos más en boga como el rhythm and blues, pues pensaba que lo lírico pocos réditos le iba a reportar. Sin haber cumplido aún los 15, dejó sus estudios en el conservatorio para alistarse en el ejército de los Estados Unidos, al que accedió falsificando sus datos ya que no tenía la edad reglamentaria para el ingreso. Como militar tocaba el saxofón para entretener a la tropa y luchó en la II Guerra Mundial y en Corea, entre otras contiendas. Antes de dedicarse a la música también fue boxeador amateur, disciplina en la que destacó, a finales de los 40, ganando un campeonato de peso medio en Alaska.

Reconocido como el creador del shock rock, amplio concepto que define la combinación de este género con una actitud teatral en el escenario, ha influido con sus indumentarias y escenografías en artistas como Alice Cooper o Kiss. Debutó en 1952 tocando el piano para orquestas como la de Tiny Grimes o la de Fats Domino, de la que fue despedido por salir a escena con un traje de leopardo y un turbante.

Y es que ésa fue una de las señas de identidad de su carrera desde que comenzó como solista a mediados de los 50. De impresionante voz, era un artista extravagante que lucía en sus espectáculos vestimentas muy atrevidas y provocadoras para la época. Aparecía en sus shows ataviado con curiosos sombreros, capa negra, pieles y huesos de animales, serpientes y tarántulas de plástico, y con su inseparable cráneo en un mástil al que llamaba Henry. Iniciaba sus conciertos saliendo de un ataúd y sobre el escenario se sucedían los efectos pirotécnicos y de humo mientras interpretaba su repertorio con movimientos espasmódicos y miradas desafiantes. Sin embargo, su sentido del humor hacía que toda esta parafernalia también sirviera como una especie de parodia de sí mismo.


Como decíamos, su tema que más repercusión tuvo fue I put a spell on you, publicado en la etiqueta subsidiaria de Columbia, Okeh Records, en 1956. Una canción versionada en multitud de ocasiones, destacando las de Nina Simone, la que el propio Hawkins realizó con el guitarrista de los Stones, Keith Richards, o la magnífica adaptación que hicieron Creedence Clearwater Revival.

En un principio iba a ser una balada de blues, una declaración de amor compuesta para que su ex novia volviese con él. Pero al productor de la compañía, Arnold Maxin, no le gustó el resultado. Él quería un tema más contundente, más salvaje y directo. Le propone regrabarla pero Hawkins se niega a cambiarla. Sin embargo, Maxin prepara una nueva grabación y, para llevarla a cabo, organiza una barbacoa en la que el alcohol es el protagonista entre la abundante comida. Tras el atracón, terminan de registrarla, pero cuando Screamin’ la escucha no se reconoce; no creía que fuese capaz de emitir esos gritos tan desgarradores. Tuvieron que enseñarle las fotografías del estudio para convencerle. El cantante se fue a casa y puso el single en el tocadiscos varias veces, pero era incapaz de interpretarla igual. Para conseguir imitar ese sonido tan particular que salía del vinilo necesitaría inspirarse con unas cuantas copas de whisky.


I put a spell on you estuvo prohibida en las emisoras de radio de Estados Unidos. Argumentaban que su temática e interpretación aludían al canibalismo y a ritos de vudú. Finalmente se emitió tras recortar las partes que consideraban ofensivas. Screamin’ Jay Hawkins había conseguido imprimir a la balada un intenso ritmo rockero; un tema en el que ansía la posesión de la chica y recurre a un hechizo para seducirla.

Otras canciones como Constipation blues (que llegó a interpretar en directo en la televisión francesa con Serge Gainsbourg en 1983), Frenzy o Little demon no tendrían tanta notoriedad, pero a finales de los 60 fichó por Phillips Records, quienes le editaron un LP al que hicieron una importante promoción que, sin embargo, no le sirvió para entrar en las listas de éxitos. Su legado ha seguido presente durante muchos años; por ejemplo, en 1981 teloneó a The Rolling Stones en un concierto en el Madison Square Garden y en 1985 giró por Australia con Nick Cave.

Después de alejarse de la primera línea del panorama musical, desarrolló su faceta de actor en películas como Mistery train (1989) del director Jim Jarmusch, paisano suyo, que utilizó I put a spell on you para la banda sonora de Stranger than paradise (Extraños en el paraíso) de 1984. En nuestro país colaboró con Álex de la Iglesia en Perdita Durango, en 1997. Ya en los años 90 se instala en Francia, donde fallece en febrero del 2000 por complicaciones tras una operación de urgencia para tratarle un aneurisma.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 18 de julio de 2013.

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