Una
de las mejores voces de la historia de la música popular,
desgarradora, poderosa y versátil, a lo que hay que sumar una
enérgica puesta en escena, hicieron de Janis
Joplin un icono femenino
del rock y símbolo de la contracultura de los años 60. Su vida
turbulenta y su adicción a las drogas y el alcohol acabaron con ella
siendo muy joven, privándonos de más canciones llenas de
sentimiento y dramatismo y dejándonos, como suele ocurrir en estos
casos de muerte prematura, con la duda de hasta dónde hubiese podido
llegar como artista.
Janis
Lyn Joplin, espíritu indomable, nunca terminó de encajar en la
sociedad de la pequeña localidad texana donde nació, Port Arthur.
Su forma extravagante de vestir y sus gustos musicales, amante del
blues más clásico y fiel seguidora de Bessie
Smith, eran muy diferentes
a los de los jóvenes de su edad. Esto le generó muchos problemas en
su infancia y adolescencia. Era insultada y vejada a menudo, lo que
le llevaba a encerrarse en su mundo interior y refugiarse en la
música.
Muy
joven, se marcha de casa y deambula por varios lugares. Trabaja en lo
que puede y actúa siempre que se lo permiten para poder llevarse a
la boca algo de comer y conseguir una cama en la que dormir. Comenzó
a cantar en clubes a los 15 años con bandas de country y blues hasta
que se unió al grupo de folk Waller Creek Boys. Años más tarde, en
pleno apogeo del movimiento hippie llega a California. En San
Francisco se enrola en el
grupo de rock y blues psicodélico Big
Brother & The Holding Company,
con el que llegará su estrellato. Memorable fue su actuación de
1967 en el legendario Festival
Internacional Pop de Monterrey,
macroconcierto antecedente de Woodstock, especialmente con la
interpretación de Ball and
chain, versión del tema
compuesto por ‘Big Mama’
Thornton.
Dicho
directo les vale para fichar con una multinacional y grabar su disco
más celebrado, Cheap
Thrills de 1968, con una
mítica portada de Robert
Crumb a modo de cómic 'underground'. Obra clásica del pop art, fue una sugerencia de
Joplin y del batería Dave
cheap thrills, pero la discográfica, Columbia, se negó. Así que quedó tal y como la conocemos, únicamente con las viñetas y el título acortado. El álbum estuvo durante ocho semanas en lo más alto de las listas norteamericanas, llegando a ser disco de oro en ventas. El ‘cover’ de Erma Franklin, Piece of my heart, fue el primer single en alcanzar al puesto 12 y se convirtió en un clásico de las emisoras independientes y de la FM. Sobre el LP diría Joplin: “Lo que intentamos hacer con nuestra música es volver a los buenos tiempos, a dar saltos y a colocarse”.
Tras
dos trabajos discográficos, a finales de 1968 Janis se fue del grupo
e inició su carrera en solitario. Primero con un disco en el que
estaba acompañada por The
Kozmic Blues Band y
posteriormente con su magnífica obra póstuma Pearl,
de 1971, junto al conjunto
Full Tilt Boogie.
Esta grabación incluía temas tan recordados como Mercedes
Benz, Move
over, Cry baby, Buried alive in the blues
(conmovedor instrumental; Joplin falleció antes de terminar de
escribir la letra) o Me and
Bobby McGee, del compositor
de música country Kris
Kristofferson, que se
convirtió en su mayor éxito de ventas, logrando el número 1 en las
listas de Estados Unidos.
El
Hotel Chelsea y el club del 27
Janis
Joplin era tímida e insegura. Los reveses de sus relaciones de
pareja ahondaban más en su soledad y se aferraba al alcohol y las
drogas en un intento por evadirse de la realidad. Después de su
muerte, Leonard Cohen
desveló que su canción de 1974, Chelsea Hotel #2, estaba inspirada
en un espontáneo encuentro sexual con ella en dicho establecimiento,
famoso por albergar a numerosos artistas, músicos y escritores, todo
un centro cultural del Nueva
York más bohemio. Según
cuentan, ambos coincidieron por casualidad en el ascensor y
terminaron en la cama. El tema describe con detalles lo que ocurrió
en aquella habitación del Chelsea Hotel aunque el canadiense se
arrepintiera después de sacar a la luz secretos de alcoba.
Las
adicciones de Joplin le encaminaban a la autodestrucción. Sin
embargo, parecía que iba a reconducir su vida cuando se metió en el
estudio para grabar Pearl.
Desgraciadamente no fue así. Cuando todo su entorno pensaba que
había dejado de consumir y estaba centrada en la gestación del
disco, la madrugada del 3 al 4 de octubre de 1970 fue hallada muerta
en la habitación del hotel
Landmark
de Hollywood,
donde se hospedaba, por sobredosis de heroína.
Se
unió así al macabro grupo del 27, jóvenes y populares músicos que
fallecieron a esa temprana edad, generalmente por el abuso de alcohol
o drogas, entre los que se encuentran las cuatro ‘jotas’ del
rock, Brian Jones,
Jim Morrison,
Jimi Hendrix
y Janis Joplin,
que falleció 15 días más tarde que aquél. A este grupo se
sumarían más recientemente otros artistas de renombre como Kurt
Cobain o Amy
Winehouse.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 9 de mayo de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario