En
muchos aspectos de su carrera, Michael
Jackson fue un visionario.
También era un trabajador incansable y muy meticuloso con sus
proyectos. Si tenía una idea, por muy descabellada que fuese, creía
ciegamente en poder llevarla a cabo y, uniendo esfuerzo, talento y,
otras veces, mucho dinero, conseguía lo que se proponía.
Una
de sus apuestas fue la de presentar la música de la forma más
visual posible. Para ello tenía en mente realizar, más que simples
vídeos, cortometrajes musicales de sus singles en los que contaría
con los mejores profesionales de cada disciplina: dirección,
fotografía, iluminación, etc. Su perfeccionismo y clarividencia en
este sentido -por el gran éxito que supuso- le convertían en uno de
los pioneros
en utilizar el videoclip
como una herramienta más
en la promoción
discográfica. Una faceta
en la que tuvo bastante importancia la labor de su representante y
gran conocedor de la industria musical, Frank
Dileo.
Hasta
que se editó su sexto álbum de estudio, Thriller
(Epic, 1982), el mercado del clip no ofrecía productos demasiado
originales. Por eso Michael quería hacer algo novedoso y que tuviese
mucho impacto en televisión, sobre todo tras la reciente aparición
en antena -un año antes-, de la cadena musical MTV. Con
este planteamiento llega el vídeo de Billie
Jean. Dirigido por Steve
Baron, tuvo un elevado
coste para la época y fue sufragado, a pesar de las quejas, por su
discográfica Epic Records.
No obstante, el resultado fue muy satisfactorio y tuvo una notable
repercusión en la MTV, como preveía Jacko.
Pero
el punto álgido de Billie
Jean llegaría en mayo de
1983, en un concierto para la televisión con el que se conmemoraba
el 25 aniversario de su sello discográfico en los tiempos de The
Jackson 5, Motown
Records. Aunque en un
principio se negó a participar, finalmente lo hizo acompañado de
sus hermanos. Michael llamó a sus colaboradores y les dijo que le
prepararan un sombrero similar al que llevaban los agentes secretos y
una chaqueta negra brillante que había utilizado en alguna que otra
ocasión. La indumentaria estaba lista pero aún no había tenido
tiempo de preparar una coreografía para su actuación en solitario.
La
noche anterior de la grabación del programa estaba en la cocina de
su casa escuchando Billie
Jean a todo volumen.
Mientras sonaba la canción, cogió el sombrero y fue improvisando
algunos movimientos al ritmo que le marcaba la música. Ya llevaba un
tiempo ensayando el 'Moonwalk' pero no lo había presentado en público. Ese sería el momento.
En
aquella gala de Motown 25 se presenció por primera vez el 'Moonwalk' de Michael Jackson. Él no había inventado este paso de baile pero
sí fue el que lo perfeccionó y popularizó. Casi 50 millones de
personas vieron aquél espectáculo y, tras su actuación, todo el
respetable se puso en pie para aplaudirle. Se había convertido
también en un excelente bailarín. Ese evento cambió muchas cosas
en su vida y el impacto que tuvo se vio reflejado en las tiendas de
discos; las ventas de Thriller
aumentaban exponencialmente: en otoño de ese año se vendieron 8
millones de ejemplares.
Para
el videoclip de Beat it,
Michael Jackson quería representar el ambiente callejero en el que
se desenvolvían las pandillas urbanas y mostrar su rechazo a la
violencia. Con un presupuesto de unos 150.000 $, los gastos corrieron
de su cuenta ante la negativa de Epic a invertir tal cantidad. Eligió
como director a Bob Giraldi
y reclutaron a las bandas más conflictivas de Los Ángeles para
rodarlo. Una experiencia inolvidable, pero no iba a ser sencilla.
Habían contratado a guardias de seguridad y se prepararon para
cualquier incidente que pudiera producirse durante la grabación.
Finalmente no ocurrió nada. Eran jóvenes problemáticos pero
estaban encantados con la oportunidad de salir en televisión. Fue un
experimento muy realista que se vio reflejado exitosamente en el
trabajo final.
No
obstante, el paradigma del videoclip tal y como era concebido por El
Rey del pop llegó con
Thriller,
el single. Un año antes había visto la película de terror Un
hombre lobo americano en Londres
(1981), de John Landis,
y había quedado fascinado por los efectos especiales de Rick
Baker. Michael quería
dotar a su nuevo clip de un hilo argumental que acompañara a la
música y le seducía la idea de poder transformarse en un monstruo,
de ahí que pensara en Landis para rodarlo.
Aunque
de nuevo Jackson pagaría los costes, esta vez eran desorbitados,
800.000 $. Sin embargo, su consejero John
Branca, tuvo la idea de
grabar un making of sobre el propio videoclip que ayudara a su financiación. Consiguió
que la MTV
y la televisión por cable Showtime
se interesaran y aportaran el capital, mientras que la compañía
Vestron
lo lanzaría en formato doméstico. The
Making of Thriller vendió
un millón de ejemplares.
El
vídeo es un prodigio de vestuario, coreografías y ritmo que se
asemeja a un musical de terror. Tras su estreno en la MTV causó
furor y, a continuación, se lanzó el sencillo, propiciando ambos
que las ventas del álbum se dispararan. En un momento dado de 1984
se estaban comercializando un millón de LP’s a la semana. Un año
después, cuando finalizó la campaña de promoción, habían
despachado 32 millones de copias. Y a partir de aquí, la historia es
bien conocida: Thriller
se convierte en el disco más vendido de todos los tiempos.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 29 de agosto de 2013.
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