Han
transcurrido ya varios días pero sigue siendo duro asimilar que
Germán Coppini
ya no está con nosotros. El carismático cantante y compositor
fallecía esta pasada Nochebuena, víctima de una enfermedad hepática
que padecía desde hacía años, pero su música, su original voz y
sus cuidadas creaciones continuarán muy presentes en la memoria
colectiva. Porque nos deja un importante legado, con algunas de las
piezas más representativas del pop español y otras, no tan
conocidas, pero que también merecen la pena ser reivindicadas. Por
eso, qué mejor manera de comenzar el año en este espacio que me
brindan, que haciendo justicia a su trabajo y rendir así un pequeño
homenaje a su extensa trayectoria con un recorrido por sus distintos
proyectos y canciones.
Los
inicios y el éxito: Siniestro Total y Golpes Bajos
Germán
Coppini nació en Santander pero el trabajo itinerante de su padre
propició que residiera en distintas ciudades. En una de ellas, Vigo,
comenzaría su carrera musical a principios de los 80. Primero
formando el grupo Coco y los
del 1500 y después
uniéndose a Julián Hernández, Miguel Costas y Alberto Torrado en
la banda Mari Cruz Soriano y
Los que afinan su piano, con los que cantaría en algunos
de los temas que dejaron grabados para una maqueta. (La inspiración del nombre les llegó viendo la televisión en un bar, cuando apareció en pantalla la, por aquellos años, popular periodista y presentadora de TVE y de la Cadena COPE, además de pianista, Mari Cruz Soriano Roales).
En
verano de 1981 la formación cambia su nombre por el de Siniestro
Total (Tras un accidente
de tráfico con el Renault 12 del padre de Julián Hernández, en el
que el parte de daños de la aseguradora declara al coche siniestro
total, deciden que ese nombre es perfecto para rebautizar a la
banda) y al año siguiente consiguen publicar el EP Ayudando
a los enfermos (DRO, 1982), que incluía
temas como Ayatollah!
o Matar jipis en las Cíes.
De estas y otras emblemáticas canciones se compone uno de los discos
imprescindibles del punk y de la nueva ola nacional, ¿Cuándo
se come aquí? (DRO, 1982),
álbum de debut de los gallegos. Germán, primer vocalista del grupo,
participaría en un trabajo más, el single Sexo
chungo / Me pica un huevo (DRO, 1983).
La
banda estaba en su mejor momento pero Coppini deseaba buscar nuevas
experiencias sonoras. Así que, junto a Teo
Cardalda, funda Golpes Bajos como aventura paralela. Durante un tiempo simultaneó las dos
formaciones pero finalmente abandonó Siniestro Total para dedicarse
íntegramente al nuevo proyecto. No fue una decisión sencilla pero
el riesgo sería una constante durante su trayectoria, en la que,
lejos de encasillarse, siempre apostaba por la innovación.
Coppini
y Cardalda, a los que se unieron Pablo Novoa y Luis García, dejaron
para la posteridad algunos de los temas más emocionantes del pop
español en una breve, aunque intensa, producción discográfica: un
EP homónimo -donde se incluyen Malos
tiempos para la lírica o
No mires a los ojos de la
gente-, un larga duración,
A santa compaña (Nuevos Medios, 1984),
y un mini-LP, Devocionario (Nuevos Medios, 1985).
En septiembre de 1985, Golpes Bajos y la etapa gallega de Coppini -a
la postre, la más célebre- llegaban a su fin... por el momento. Porque
Golpes Bajos tuvo una fugaz continuación. Tras el éxito de ventas
obtenido por la publicación del recopilatorio Todas
sus grabaciones 1983-1985 (Nuevos Medios, 1990),
se reunieron en 1998 para realizar una gira y publicar un disco en
directo, Vivo (Nuevos Medios, 1998).
Con 4 canciones nuevas y 9 versiones de sus temas más conocidos, no
tuvo, sin embargo, la repercusión que se esperaba y, por distintos
motivos, la experiencia acabó mal.
Colaboraciones
para todos los gustos
Músico
inquieto e inconformista, y ávido explorador de nuevos horizontes,
Coppini colaboró en distintos proyectos y grabó con numerosos
artistas durante su carrera. Por ejemplo, en 1986 sorprendió con la
publicación de un maxi-single de tres canciones junto a Nacho
Cano, Edición limitada (Ariola), que incluía Dame
un chupito de amor, Pepito el grillo y Divina
palabra, y dos años más
tarde participó junto a Alaska
y Dinarama en la revisión
de Bailando
de Los Pegamoides.
Ya
en 1990, hizo lo propio en el tema Boogaloo
del disco Salud y pesetas (Grabaciones Accidentales) de Las Manos de Orlac,
formación que estaba compuesta por su hermano Ernesto y Nacho
Mastretta. A mediados de la década, junto a Los
Cuatro Fantásticos,
registró una versión de Chica
de ayer de Nacha Pop para
el álbum de homenaje a Antonio Vega, Ese
chico triste y solitario (Área Creativa, 1993).
Por esas fechas también cantó Contrabando
y traición con Paco
Clavel, en el disco de este
último, Duets (Barsa Promociones, 1994),
y colaboró en el primer trabajo de Tino
di Geraldo, Burlerías (Nuevos Medios, 1994),
donde interpretó El
astronauta de tu corazón y
Vuela, vuela pajarito.
Un encuentro entre estos artistas que se repitió en 2003 en Ojalá,
del álbum Tino (Parlophone Spain).
Acompañó
en 1997 a Vainica Doble
en los coros de Juncal,
del LP Carbono 14 (Mercury, 1997) y, dos años después, colaboró otra vez con ellas en Coplillas
de la mitómana, del EP
Miss labores (Elefant, 1999).
Mientras, en 2005, escribió letras y puso voces en el debut de
Susana Cáncer,
Yonolosé (La Ecléctica Madrileña).
Posteriormente, en 2006, participó en Trampa
en la boca, del tercer
disco de los sevillanos Maga
(homónimo, aunque conocido como Álbum
rojo, editado por Limbo Starr). Su actividad con
ellos se trasladó además a los escenarios, donde recuperaron parte
del repertorio de Golpes Bajos, con el nombre de Cocoma.
Primeros
pasos en solitario
En
1987 llegó su primer trabajo en solitario, El
ladrón de Bagdad (Hispavox). En
este disco tan ecléctico hay ritmos étnicos, algo de reggae y un
acercamiento al rap, entre otros estilos. Germán siempre fue un gran
conocedor y oyente de músicas muy variadas por lo que era lógico
que éstas tenían que reflejarse en sus composiciones. 10 canciones
entre las que destacan la que da título al álbum, Mamá
África, Santiago
o Alien divino,
que se editó en single y consiguió alcanzar la cima de las listas
de ventas ese año en España.
Trascurridos
dos años se publicaba su segundo disco, Flechas
negras (Hispavox, 1989). Un trabajo
donde se combinan creaciones propias con versiones -como la de Cuatro
rosas de Gabinete Caligari
al más puro estilo jamaicano- pero que, sobre todo, incluye
adaptaciones de temas clásicos del soul, como la simpática
recreación del Chain of
fools de Aretha Franklin
–Barbazul-
o la revisión, en Mujer,
de uno de los himnos de la psicodelia, Alone
again or de Love.
Hasta
1996 no vería la luz un nuevo álbum suyo. Su siguiente apuesta era
Carabás (Nuevos Medios),
marcado por la influencia de las músicas latinas. Sin embargo, fue
poco comprendido porque supuso un giro bastante brusco a lo que venía
realizando hasta el momento. De una gran riqueza rítmica, aquí
encontramos ecos del jazz, chachachá o bolero en piezas como Mujer pirata,
Querido amigo o No
podrás. No tuvo demasiada
suerte. Él mismo reconoció, en más de una ocasión, que una
carrera de solista suponía un esfuerzo doble y, en contrapartida,
obtenía menor repercusión que perteneciendo a una banda.
Rock
y electrónica
A
finales de 2003 se embarcó en un nuevo proyecto, Anónimos,
grupo formado junto a algunos hombres relevantes de la escena
ochentera como Patacho Recio (Glutamato Ye-Yé), Ñete (Nacha Pop) o
Fernando Martín (Desperados). Ejerció de vocalista en la única
grabación de la banda, un mini-CD homónimo de 2005, donde se
incluyen temas como La ley de las tinieblas o Frida
Kahlo.
Un
año después llegaría otra referencia a su nombre. En esta ocasión,
un disco de rarezas con grabaciones de años anteriores que no habían
llegado a editarse. En Las
canciones del limbo (La Ecléctica Madrileña, 2006),
además de temas propios: Manouche,
Daniel jazz
o Muchas gracias,
se encuentra una divertida versión de Centro
de gravedad permanente de
Franco Battiato. Un trabajo que bebe de estilos como el funk o el
trip hop.
Ya
en 2007, Coppini fundó, junto al productor, compositor y DJ Álex
Brujas (también líder del
grupo de rock gótico Stereoskop) el dúo Lemuripop.
Con esta formación editó en 2008, Primo
tempo (Warner), un álbum con
reminiscencias del pop y del rock mezclados con la música
electrónica más contemporánea y piezas como Lemuria,
Las buenas palabras
o una revisión de Fiesta de
los maniquíes.
El
olvido de las discográficas hacia sus propuestas fue uno de los
problemas a los que tuvo que hacer frente al final de su carrera.
Pero gracias a Pablo Lacárcel, del sello Lemuria Music, Coppini
publicaba algunos de sus trabajos más recientes. Entre ellos, un
segundo disco con Lemuripop, Todas
las pérdidas crean nudos (2012),
donde sobresalen, por ejemplo, Mundo
en trance o Escalofría,
tema dedicado a la ciudad de Madrid.
Últimos
proyectos
A
pesar de su enfermedad, Germán no paró un instante. Como muestra,
en el mismo 2012 salía a la venta Huellas
de una voz vol.1 (Lemuria), donde
recuperaba sus dos primeros álbumes en solitario y del que se
esperaba que tuviera continuación con una segunda parte.
América
herida (Lemuria, 2013) fue su
último disco. Junto a la banda Los
Voluntarios, Coppini rendía
homenaje a la música latina que tanto amó, versionando 15 clásicos
sudamericanos de artistas tan prestigiosos como Pablo Milanés,
Víctor Jara, Violeta Parra o Daniel Viglietti, y en el que ofrece
una nueva visión de canciones emblemáticas como Pobre del cantor, Vamos
por ancho camino, Corazón
maldito o Milonga
para andar lejos.
Aunque
su último proyecto, y en el que había puesto muchas ilusiones, era
el iniciado con la banda malagueña Néctar, formación que estaba a
punto de publicar su álbum de debut. Ya habían dado a conocer
algunos de los temas que iban a formar parte del disco pero la
presentación del mismo tuvo que posponerse en dos ocasiones por los
problemas de salud de Germán. Una pena. No obstante, recientemente
sus compañeros han manifestado que, tras asimilar el duro golpe,
editarán dicho trabajo y seguirán actuando. Unos conciertos que
servirán, sin duda, como sentido homenaje a su apreciado vocalista.
Germán
Coppini, hombre de gran calidad humana y artística, se ha ido
demasiado joven, con sólo 52 años. Pero desde aquí nunca
olvidaremos su talento. Descansa en paz, genio.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 16 de enero de 2014.
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