jueves, 25 de octubre de 2018

A su manera

A finales de la década de los 60, Frank Sinatra no pasaba por sus mejores momentos, ni personales ni profesionales. En 1968 se había divorciado de Mia Farrow, con la que se casó en julio de 1966. Un enlace poco comprendido por la amplia diferencia de edad entre ambos -la actriz tenía 30 años menos que el cantante-. Por otra parte, su carrera sufrió un descenso de popularidad debido al cambio de gustos estilísticos del público norteamericano tras la invasión británica que, poco antes, encabezaron The Beatles'La Voz’ sobrepasaba los 50 y se encontraba algo perdido entre los jóvenes talentos que dominaban el panorama musical. El eterno crooner y seductor estaba pasado de moda. Ya no bastaba con ser un genial intérprete de standards, los grupos y solistas triunfaban con sus propias canciones.

Sinatra no encontraba temas apropiados pero necesitaba uno con el que relanzar su fama. Y este llegó con My way, al que elevó a la categoría de mito. Pero aunque siempre lo identifiquemos con él, la canción tiene una curiosa y rocambolesca historia detrás.

En Francia, el final de otra relación, en este caso entre la eurovisiva France Gall y el cantante ye-yé Claude François, sirvió de inspiración a éste para un nuevo single. Se puso en contacto con su amigo y compositor Jacques Revaux y le pidió crear un tema sobre el dolor en las rupturas de parejas. Revaux ya tenía una balada, For me, que iba a grabar la vocalista italiana Dalida. Pero no fue de su agrado, así que se la ofreció a François. Le cambiaron la letra –el encargado de escribirla fue Gilles Thibaut- y el título por Comme d’habitude para que ‘Clo-cló’, como era conocido el artista galo, la publicara en 1967. La canción, que trata de la rutina en la que se instalan algunos matrimonios (se podría traducir por Como siempre o Como de costumbre), sin embargo, no alcanzó los resultados de ventas esperados por François, acostumbrado a cosechar importantes éxitos en su país.


No obstante, muchos fueron los que vieron las posibilidades que ofrecía la canción. Por ejemplo, en el Reino Unido se apresuraron a traducir la letra al inglés convencidos de que podía tener cierta repercusión. El manager de David Bowie, Ken Pitt, solicitó al músico británico que hiciera una adaptación de Comme d’habitude y, en 1968, un joven Bowie realiza su propia versión denominada Even a fool learns to love. Por distintas circunstancias, el tema no llega a publicarse, quedando aparcado en un cajón hasta que ‘el Duque Blanco’ lo recupera -en parte- de una forma muy peculiar tres años después.

Paul Anka, 1961
Aunque, sin duda, el más aventajado de la clase fue el canadiense e ídolo juvenil Paul Anka. Éste pasaba sus vacaciones de verano en Francia cuando, en un programa de televisión, ve interpretar a Claude François Comme d’habitude y queda impresionado por la canción. Acto seguido, se hace con los derechos del tema, lo reescribe, arregla y adapta al idioma de Shakespeare y lo bautiza como My way. La pieza toma un cariz totalmente diferente y se convierte en toda una declaración de intenciones. Aquella canción de desamor había pasado a ser la historia de un hombre que, en el final de sus días, rememora los contratiempos a los que ha tenido que enfrentarse durante su vida y narra cómo los fue superando; siempre fiel a sí mismo, a su manera.

Enseguida se dio cuenta Anka de que él no era el más indicado para cantarla. Necesitaba un vocalista con más empaque y experiencia, que ofreciera más credibilidad al interpretarla. En una fiesta en Las Vegas coincide con Frank Sinatra y le ofrece la posibilidad de que sea él quien la grabe. Ya había encontrado al galán perfecto para el tema. A 'La Voz’ no le entusiasma, pero accede a registrarla, obligado por las circunstancias. La canción quedó lista el 30 de diciembre de 1968 y se publicó ya en 1969, dentro del álbum del mismo título, My way (Reprise Records).


El tema pronto adquiere una enorme popularidad y viendo esa repercusión, David Bowie decide resarcirse, también a su manera. Él había podido triunfar con su adaptación anglosajona de Comme d’habitude si le hubiesen permitido publicar aquel single Even a fool learns to love. Así que se desquitó de una forma brillante. Con unos acordes similares, compuso Life on Mars?, una canción incluida en su disco Hunky dory (RCA Victor, 1971), con la que parodiaba de alguna forma el My way de Sinatra. El músico británico diría que estaba “inspirada por Frankie”.

La canción ha sido versionada en multitud de ocasiones por los más variados artistas como por ejemplo, y por citar solo a algunos, Elvis Presley, Nina Simone, Sid Vicious –bajista de The Sex Pistols-, Estela Raval -vocalista argentina de Los Cinco Latinos- o el propio Claude François, que la tradujo al inglés en un disco para el mercado estadounidense en 1978. Con My way, Sinatra consiguió lo que necesitaba y dio un empujón a su carrera. Con esta y otras piezas –Strangers in the night (1966), Theme from New York, New York (1980)-, su figura siguió creciendo hasta erigirse en un icono cultural, pero lo más importante es que, con su interpretación, ha propiciado que se convierta en uno de los temas más célebres de la música popular del S. XX, de los que siguen emocionando cuando lo escuchas, aunque sigan transcurriendo décadas.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 12 de diciembre de 2013.

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