miércoles, 10 de octubre de 2018

Y el cambio llegó

Hace unos días hubiese cumplido años el que para muchos es el rey del soul: Sam Cooke. Vocalista, compositor y fundador de su propia discográfica, tuvo gran influencia en el devenir de la música popular y en importantes artistas del género como Otis Redding o Marvin Gaye, entre otros, llegando también a sentar las bases de lo que sería conocido como el sonido Motown.

Álbum homónimo de debut
Nacido en 1931 en Clarksdale, en el estado de Mississippi, creció en Chicago y comenzó a cantar junto a sus hermanos en la iglesia del reverendo Charles Cook, su progenitor. Después formarían un conjunto de gospel: The Singing Children.
 Continuaría cantando en grupos de ese estilo hasta que en 1950, con sólo 19 años, sustituye como vocalista a R.H. Harris en el, por entonces, afamado cuarteto The Soul Stirrers, en el que permanecería seis años.

En 1956 se lanza en solitario, primero con el nombre de Dale Cook, aunque poco después adopta el de Sam Cooke y consigue triunfar con You send me, una balada rhythm and blues que el 2 de diciembre de 1957 desbancaría del número uno de las listas de pop estadounidense a Elvis Presley y su Jailhouse rockEn la primera mitad de los 60 llegarían sus mayores éxitos comerciales, como el famosísimo Wonderful world, que escribiría junto a Lou Adler y Herb Alpert.

Una de sus últimas composiciones fue A change is gonna come, publicada en enero de 1964. Elegante tema con arreglos orquestales en el que el intérprete anhelaba la llegada de un cambio en su vida. Por extensión y en un sentido social, el tema se podía entender como una reivindicación por la igualdad de la comunidad negra. La canción se convirtió en un gran éxito tras su fallecimiento, despertando el espíritu de Martin Luther King y el movimiento en favor de los derechos civiles en Estados Unidos por los que se llevaban varios años luchando. Casi 45 años después, Barack Obama citó el título de la canción al salir vencedor de sus primeras elecciones a la presidencia, en las que se convirtió en el primer dirigente afroamericano de la Casa Blanca.



Una trágica muerte

Fue un turbio suceso que no está del todo esclarecido, ya que sólo existen las versiones de la afectada y la homicida. La fama, una vida algo descontrolada y el ritmo frenético de su carrera llevaban tiempo alejando a nuestro protagonista de sus buenas costumbres y de la fe que profesaba. 

Aunque estaba casado con su novia del instituto, la noche del 11 de diciembre de 1964 en una fiesta en Los Ángeles, Cooke conoció a una joven de origen asiático de 22 años, Elisa Boyer, y se fueron al motel Hacienda. Lo que pasó después, en mi humilde opinión, son meras conjeturas al no poderse contrastar los hechos a la vista de las declaraciones allí vertidas.

Sam Cooke en el estudio
Durante el juicio, Boyer testificó que Cooke le secuestró en vez de llevarla a casa y se dirigieron hasta el motel. Allí, según su versión, le arrancó la ropa e intentó violarla. Después huyó mientras él estaba en el lavabo.

Sam, enfurecido, intentando localizarla por las dependencias del establecimiento, supuestamente borracho y semidesnudo, entró en la oficina de la recepción, donde se encontraba la gerente, Bertha Franklin. En un forcejeo, recibió tres disparos de ésta, que declaró haberlo hecho en defensa propia tras asustarse y recibir amenazas, confirmando que Cooke quería abusar sexualmente de Elisa Boyer. Sus últimas palabras fueron: “Lady, you shoot me”, quedando sentado en el suelo, apoyado en la pared. Samuel Cook fallecía con tan solo 33 años.

El veredicto, rápidamente emitido, la absolvió por homicidio justificado. No había más testigos ni se admitió otra versión. En aquellos años en U.S.A. el caso no admitía dudas: Sam era negro, famoso, rico y defensor de los derechos de los más desfavorecidos; no estaba muy bien visto que un afroamericano tuviera éxito y levantara la voz ante las injusticias.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 7 de febrero de 2013.

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