En
1961, los hermanos Brian,
Carl y
Dennis Wilson, un primo de
la familia, Mike Love
y un amigo del instituto, Al
Jardine, formaban una banda
en la ciudad angelina de Hawthorne, California.
En pocos años se convertirían en una de las formaciones más
importantes del pop en Estados Unidos, iconos de la música surf
y reflejo idealizado de la cultura adolescente de la Costa Oeste en
los años 60. Las bondades del clima de su tierra, la playa, las
chicas y los coches deportivos fueron fuente de inspiración para un
buen puñado de éxitos imperecederos en el que destacaban los
extraordinarios arreglos de Brian, una cuidada instrumentación y
unas deliciosas armonías vocales que llegaron a instaurar un estilo
musical inconfundible acompañado por una puesta en escena muy
personal, con sus camisas de rayas y pantalones claros.
El
padre de los tres jóvenes, el autoritario Murry
Wilson, un músico retirado
que no había llegado a disfrutar de las mieles del éxito, veía que
sus hijos tenían un gran potencial para llegar a lo más alto y les
inculcó una férrea educación musical no exenta de constantes
exigencias, presiones y castigos, ejerciendo un control absoluto de
la carrera de los chicos en su faceta de representante.
Amantes
de los grupos vocales y del doo-wop estadounidenses de los 50,
como The Four Freshmen
y The Hi-Lo’s,
y del rock & roll y las guitarras de Chuck
Berry, comenzaron
fabricando algunas grabaciones caseras que interpretaban en fiestas
escolares y en bares locales. Los primeros nombres que adoptaron
fueron Carl & The
Passions, Kenny
& The Cadets o The
Pendletons, como una marca
de camisas de lana muy populares por la época.
Murry
Wilson consiguió convencer al productor Hite
Morgan, dueño de un
pequeño estudio de grabación en Hawthorne, para que registraran sus
primeras canciones. Pero tanto Hite como su esposa Dorinda no
quedaron muy satisfechos con el repertorio así que les aconsejaron
que realizaran otro tipo de temas más originales y que pudieran
tener más repercusión comercial. Aquí fue cuando Dennis, el único
que practicaba surf del grupo, recomendó a sus compañeros componer
una canción que hablara de ese deporte tan increíble y que tanto
éxito estaba teniendo entre los jóvenes californianos. Así surgió
Surfin’,
la primera referencia de, en aquellos momentos, The Pendletons.
La
compañía independiente Candix
Records les publicó ese
primer sencillo en diciembre de 1961. Pero cuando nuestros
protagonistas desembalaron el disco se llevaron una gran sorpresa.
¡En la etiqueta del vinilo no ponía The
Pendletons, sino The
Beach Boys! Rápidamente,
su padre llamó por teléfono a Morgan para decirle que ese no era el
nombre de la banda de sus hijos y que lo cambiara inmediatamente.
Pero el escaso presupuesto con el que contaban hizo imposible
modificarlo ya que los discos estaban prensados, impresos y
distribuidos y era muy costoso volver a realizar el proceso.
Un
ejecutivo del sello, Russ
Regan, cuando oyó la
grabación de la banda pensó que no
tenían un nombre adecuado a la
música que hacían. En un principio decidió rebautizarlos como The
Surfers, pero ya existía una formación llamada así. Finalmente se
decantó por The Beach Boys, una denominación más acorde con el
estilo musical de su canción. Regan pensó que sonaban muy similares
a un dúo californiano de la época, Jan
& Dean, unos de los
precursores de la música surf, formados en 1958, que obtuvieron un
notable reconocimiento durante aquellos años. La aparición de The
Beach Boys ayudaría a la pareja a aumentar su popularidad durante la
década de los 60. Actuaban juntos e incluso Brian Wilson ayudó a su
amigo Jan Berry a componer su tema más famoso, Surf city, número 1 en 1962.
Volviendo
con Los chicos de la playa, Surfin’
se convertiría en un gran éxito regional y gracias a la promoción
del padre, consiguió colarse en las listas nacionales. Tras esta
irrupción en el panorama musical de Estados Unidos, fichan por la
multinacional Capitol
Records quien les graba su
primer larga duración, Surfin
safari (1962). A partir de
aquí iniciarían una carrera meteórica y muy prolífica que les
llevó a registrar álbumes tan recordados como Surfin’
U.S.A. en 1963 (en el que,
para el single que da título al disco, usaron la melodía de Sweet little sixteen de Chuck
Berry y le añadieron un nuevo texto), All
summer long de 1964, que
contiene el primer número 1 en Norteamérica, I
get around, y dos de sus
mejores LP’s en el año 65, Summer
days (and summer nights!!)
y The Beach Boys today!
Tras
estos trabajos el grupo comienza a hacer otro tipo de música, más
madura, elaborada y más alejada del surf. Brian Wilson, obsesionado
con el 'muro de sonido' de Phil
Spector, con los discos de
The Beatles,
en especial Rubber soul (Parlophone, 1965),
y obcecado en encontrar la melodía perfecta, se encierra más en el
estudio. A principios de 1965 se toma un paréntesis y aparca los
directos para centrarse más en la producción. Las abundantes giras
y las presiones de la industria terminan por afectarle y le provocan
una crisis nerviosa.
The
Beach Boys se habían convertido en una alternativa seria a The
Beatles, gozaban de gran popularidad y muchas de sus canciones eran
grandísimos éxitos. Pero aún estaba por llegar una nueva etapa de
reconocimiento mundial y unánime gracias a uno de los mejores discos
que se han hecho en la historia de la música popular: Pet sounds (Capitol, 1966).
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 20 de junio de 2013.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 20 de junio de 2013.
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