miércoles, 11 de noviembre de 2020

Gemas musicales para los versos de Rafael Pérez Estrada

En 2016 y 2017, la fundación que lleva el nombre del escritor y pintor malagueño publicó sendos discos en los que varios solistas y grupos pusieron música a otros tantos poemas de su bibliografía
 
Ejerció la abogacía, pero a Rafael Pérez Estrada el arte le venía desde la cuna. No en vano, su madre, Mari Pepa Estrada, fue referente de la pintura naíf. A él también le sedujeron los pinceles y los lápices, sobre todo para concebir dibujos y composiciones, si bien su mayor producción consistió en la escritura poética, dramatúrgica y narrativa. Compaginó el Derecho con la creación hasta tres años antes de su fallecimiento, que se produjo en el 2000, y, además, participó activamente en la vida social y cultural de su ciudad, siendo uno de los artífices, por ejemplo, de la creación del Centro Cultural Generación del 27 y del Consejo Social de la Universidad de Málaga.

Desde hace algunos años, una fundación vela por su legado y se encarga de divulgarlo entre las nuevas generaciones a través de un programa interdisciplinar que incluye exposiciones, seminarios, conferencias, premios y otras muchas actividades como la edición de estos dos libro-discos. Denominados La gran gala y La gran gala II, hacen alusión a una publicación del autor en 1979 en el último número de la revista literaria de Barcelona Paraules, La gala de la gran gala, que versa sobre una función teatral en la que aparece en escena una “máquina-tocadiscos-tragaperras”.
 
La presentación de ambos álbumes, con diseño de Manuel Luque, es de lujo. Contiene un cuadernillo en el que se detallan las letras de los poemas y los textos inspirados por obras de Pérez Estrada, los créditos de las bandas y los músicos que eligieron interpretarlas, y una muestra pictórica del bardo que sirve para relacionar e ilustrar cada una de las trece piezas sonoras en total que los dos discos albergan.

El primero de ellos, lanzado en 2016, está encabezado por la ilustración en collage de 1994 El hermoso gramófono, y no puede tener un inicio con más gancho. Nada más y nada menos que El jugador interpretado por Enrique Bunbury, quien fue el que se interesó en su momento en musicalizar este poema sobre un ludópata de emociones que tan bien encaja en el ideal de la estrella zaragozana. Otra colaboración especial es la de Joseba Irazoki en Obeliscos del amor, una composición a partir de un texto de Pérez Estrada que el músico navarro, también miembro de Atom Rhumba, canta en castellano, algo poco habitual en su dilatada trayectoria.

 
The Black Lennons, en una formación alternativa con Juanillo Basura a la percusión, experimenta a ritmo de secuenciador con Zinnias, verbenas, petunias. Mientras, otro de los grupos en los que participa Juanillo, Tupelo Bound, realiza un ejercicio de garage punk inquietante comandado por la aguardentosa voz de Paco Báez en Dejadme dormido, basado en el poema Diario de un tiempo difícil (XIV). Por su parte, en Sombras, Javier Arnal desarrolla un pasaje de spoken word envuelto en una base melancólica y de distorsión que parece extraída del ambiente polvoriento de una película del oeste. Trío Mudo, un proyecto curtido en esto de recrear musicalmente versos de ilustres poetas, con el ex–713avo Amor Antonio Acién a la voz, da un aire postrock a Suceso antes de que el dúo Esplendor, con Los lugares del sueño, inspirado en una narración de Pérez Estrada, aporte la pieza más luminosa para cerrar este álbum.

Doce meses más tarde verá la luz la, hasta ahora, segunda parte, con la acuarela Apoteosis carmelitana, de 1995, como portada. En esta ocasión, se decidió que todos los artistas participantes fuesen de la tierra o muy vinculados a ella. Asimismo, otra novedad con respecto al anterior es que primero recitarían los poemas y después materializarían su particular visión sonora del propio texto. El disco está dedicado a la memoria del literato y dramaturgo Nacho Albert, cuyo cuerpo fue encontrado sin vida en una fecha cercana a su publicación. No obstante, ya había plasmado junto al músico e ingeniero de los estudios Artesonao Miguel Olmedo y el percusionista Juanma Amador su aportación a esta loable iniciativa, el corte cuatro, Una tímida propuesta de cambio.

El CD se abre con una apuesta de synth pop a cargo de los avezados Ana Béjar y José Ojeda, El grito, seguida por otro dúo, el formado por la parisina afincada en la Costa del Sol Thalia B, y Pepo Galán, uno de los fundadores del sello El Muelle Records, que ofrecen un sensual recitado en francés con suaves notas al piano en Pienso, luego existo. El tercer tándem en los créditos del álbum es el del escritor Alejandro Simón Partal y el multiinstrumentista Emil Saiz. Breviario es su contribución, fundamentado en Breviario y El domador de Rafael Pérez Estrada. Por último, el combo Three Broken Tapes despliega La nube bajo un manto de electrónica lo-fi y el hispano-belga Álvaro Gastmans pone el elegante broche con su particular fraseo en El perseguido.  

Chano Domínguez & Diego Amador: mucho duende en las teclas

©Daniel Pérez
La cita anual del Festival Internacional de Jazz de Málaga agita la actividad cultural de la ciudad durante unos cuantos días de noviembre, precisamente en un contexto, como el actual, en el que la música en vivo se recibe como maná sanador del alma. También se presenta como un ejercicio de lo más libre y democrático, ya que, además del menú previsto para las diferentes jornadas en el Teatro Cervantes, las iniciativas complementarias Málagajazz en abierto y el festival de Jazz… en tu zona, con espectáculos de entrada gratuita por diferentes espacios de la ciudad, permite a todo el público que lo desee poder acercarse a las interesantes propuestas que con tanto mimo se preparan cada año.
De camino al encuentro pianístico entre Chano Domínguez Diego Amador en el coliseo malagueño, nos topábamos con la actuación del saxofonista norteamericano Abdu Salim, en formato cuarteto, en la céntrica plaza de la Merced. No era momento para poder detenernos en demasía, pero durante unos instantes sí nos dio tiempo a sentir la misma alegría -manteniendo la preceptiva distancia social- que el animoso público concurrente en este lugar histórico que vio nacer a Pablo Picasso y homenajea con un obelisco al general Torrijos y sus compañeros fusilados tras el pronunciamiento liberal de 1831.
Seguimos nuestro recorrido por la calle Gómez Pallete, vía en la que tristemente ya no está el Onda Pasadena, mítico local en el que eran frecuentes las jams tras los conciertos durante las fechas de celebración de los festivales de jazz de antaño. No obstante, se sigue respirando arte. Alcanzamos la entrada del teatro, ingresamos por sus escaleras y enfilamos sus pasillos hasta encontrar nuestras localidades. Una vez acomodados, observamos que el ambiente era de total expectación.

Levantado el telón, antes de que comenzara el evento propiamente dicho, nos recibía un vídeo del subdirector general de Cultura de la UNESCO, Ernesto Ottone, en el que agradecía el trabajo de los artistas y profesionales del sector en estos momentos tan complicados debido a la pandemia y felicitaba a Málaga por su apuesta por la cultura como referencia de su modelo económico y social. Buen trabajo pues; gratifiquemos y festejemos entonces.

La velada continuó con otro reconocimiento, uno más, a Chano Domínguez, que tras el Donostiako Jazzaldia y el Premio Nacional de Músicas Actuales, fue galardonado con el Premio ‘Cifu’ del festival malacitano, que desde hace cuatro años honra el legado del prestigioso comunicador y divulgador Juan Claudio Cifuentes, ‘Cifu’, así como a una de las figuras del cartel de este encuentro jazzístico con treinta y cuatro ediciones en su haber. La vocalista y pianista Alicia Tamariz, quien esa misma tarde había actuado junto al flautista Fernando Brox en el Hotel La Chancla dentro de ese circuito de jazz en abierto, fue la encargada de entregar el trofeo a un visiblemente emocionado Domínguez.

©Daniel Pérez
Así, con todo preparado para disfrutar, dos grandes pianos de cola enfrentados, bajo la neblina de la luz de los focos, que proyectaban arabescos y otras formas en las tablas del escenario, más los tonos verdes y rojos del logotipo del evento, crearon un ambiente idílico para que Chano Domínguez y Diego Amador se batieran en una larga improvisación inicial que dejó absortos en sus butacas a los allí presentes.

En la segunda pieza que desarrollaron ambos se unió al cajón peruano Diego Amador hijo, quien ayudó a que los sones flamencos transitaran por el auditorio con mayor jondura durante prácticamente todo el repertorio desplegado. Después, el turno fue para que el denominado ‘Ray Charles gitano’ se arrancara al cante por rondeñas y siguiera percutiendo las teclas con una energía que le hacía dar saltos de su banqueta mientras deleitaba con su potente quejío.

©Daniel Pérez
Tras otra interpretación en solitario, ahora por parte del músico gaditano, en el que maridó algunos palos del flamenco como la bulería o la soleá con ritmos latinos, volvieron a coincidir los tres para seguir ofreciendo un coordinado espectáculo, irradiante de enorme complicidad, con el que alcanzaron esa perfecta ejecución de las blancas y las negras derrochada en toda la noche.
La intensidad de la propuesta de los dos maestros fue creciendo para goce del respetable, que, si ya estaba entregado a este coqueteo del espíritu del jazz con la raíz flamenca, conforme se acercaba el colofón, vibraba en los asientos y lo daba todo para aplaudir, hasta que, finalmente, puesto en pie, ovacionó de forma cerrada durante varios minutos el impecable recital que habían brindado estos artistas inclasificables en un género musical concreto pero sí perfectamente identificables en cuanto a calidad se refiere.

©Daniel Pérez
La correctísima evacuación escalonada del recinto por parte de los espectadores, todos con una sonrisa perenne, fue la imagen de una noche para el recuerdo que algunos continuaron en pequeños corrillos en la calle y en los bares, suponemos que para evocar la belleza de la gala que habían presenciado. Porque nunca se sabe ya cuándo será la próxima.

Artículo publicado originalmente en la web de la revista Más Jazz el 9 de noviembre de 2020.

XXXIV Festival Internacional de Jazz de Málaga: sonidos cálidos para el otoño

A pesar de los numerosos contratiempos, la nueva edición del encuentro jazzístico de la capital costasoleña se celebrará del 6 al 10 de noviembre en un Teatro Cervantes que este 2020 celebra su 150 cumpleaños. Esta trigésimo cuarta edición del Festival Internacional de Jazz de Málaga presenta una interesante programación que, aunque disminuida como consecuencia de las últimas restricciones de movilidad adoptadas en varios países europeos, se desarrollará finalmente en cuatro fechas e incluirá a figuras del género como Chano Domínguez con Diego Amador, Enrique Oliver o The Cuban Jazz Syndicate, entre muchos otros.

Si la entidad del cartel es indiscutible, el evento quedará marcado este año, sin duda, por la considerable reducción del aforo del recinto y el adelanto horario de los conciertos, pero, sobre todo, por las ausencias motivadas por la crisis sanitaria. Si ya conocíamos la cancelación de la actuación de la saxofonista nigeriana Camilla George y su banda, que debía de tener lugar en la jornada inaugural, recientemente se han sumado los aplazamientos de las respectivas giras de Kyle Eastwood y de Robin McKelle.

Centrándonos en el calendario de espectáculos, el viernes 6 se dará el pistoletazo de salida con la participación de The Cuban Jazz Syndicate, sexteto comandado por el experimentado baterista Michael Olivera y que cuenta en sus filas con la vocalista Miryam Latrece, el trompetista Carlos Sarduy, el saxofonista Ariel Bringuez, el bajista Yarel Hernández y el pianista Pepe Rivero, quien ha girado con Paquito D’ Rivera o Celia Cruz. Cada uno de sus miembros tiene interesantes trayectorias en solitario, e incluso han sido premiados y nominados en varias ocasiones a los Grammy latinos, si bien juntos proponen un viaje jazzístico con partida en la isla de Cuba para llegar a distintas partes del mundo a través de una hibridación de ritmos afrolatinos y caribeños.

El sábado 7 de noviembre tendremos uno de los platos fuertes. El pianista Chano Domínguez, uno de los protagonistas de la portada ilustrada que adorna nuestro último número de la revista impresa, recibirá el Premio ‘Cifu’ de esta edición, un galardón instaurado hace cuatro años para homenajear al carismático comunicador y divulgador de jazz Juan Claudio Cifuentes, ‘Cifu’. El reciente Premio Donostiako Jazzaldia, referente del denominado jazz flamenco, compartirá escenario con el multiinstrumentista, compositor y cantante Diego Amador, hermano pequeño de los fundadores de Pata Negra. Un músico de espíritu libre y muy singular al que Domínguez se une para, juntos, repasar sus amplios repertorios e interpretar piezas clásicas del flamenco.

Para el lunes 9 está prevista la alianza entre el contrabajista malagueño
 Francis Posé y el pianista cubano Daniel Amat, con la colaboración del baterista argentino Andrés Litwin. El trío defenderá su primer trabajo conjunto, “Hermano” (Quadrant Records, 2018), cuya continuación se espera en próximas fechas. Siete composiciones originales de Posé/Amat y una personal versión del “Tabú” de Margarita Lecuona, conforman un álbum en el que las raíces cubanas y españolas se entrelazan para dar como resultado una amplia paleta sonora de ritmos latinos y flamencos.

El broche a esta edición lo pondrá, el martes 10 de noviembre, el saxofonista Enrique Oliver con su flamante formación de sexteto. Tras publicar recientemente en cuarteto el disco “Incerteza” (Blue Asteroid Records, 2020), Oliver se alía ahora con el pianista José Carra, el contrabajista Bori Albero, el batería Guillermo McGill, el trompetista Julián Sánchez y el flautista Fernando Brox para brindar al respetable una apasionante experiencia por la que transitarán el free jazz, el calypso, la samba o el hard bop de los sesenta.

Todo esto en cuanto al programa de sala, porque, como es tradición, la organización complementa el menú durante estos días con las iniciativas 
Málagajazz en Abierto y El Festival de Jazz… en tu zona, que comprenden varias actuaciones de entrada libre y gratuita. La primera, en colaboración con las asociaciones de hoteleros y hosteleros locales, tendrá lugar entre el jueves 5 y el domingo 8 de noviembre y contará con los directos de Brox & TamarizPaula BiláThe Málaga Jazz Collective y de las formaciones lideradas, respectivamente, por el saxofonista norteamericano Abdu Salim, el trompetista manchego Enrique Rodríguez ‘Enriquito’, el saxofonista Víctor Jiménez, la vocalista Belle McNulty, el trompetista barcelonés Félix Rossy, el pianista Juan Galiardo y el trompetista gaditano Bruno Calvo en diferentes clubes, restaurantes, pubs, cafeterías y espacios urbanos de la ciudad. En cuanto a la segunda propuesta, serán Enriquito Trío, Abdu Salim Quartet, Bruno Calvo Trío y Félix Rossy Quartet los encargados de trasladar su música a algunos de los barrios malagueños entre el viernes 6 y el domingo 8 de noviembre.

Toda la programación y venta de entradas en este enlace


Artículo publicado originalmente en la web de la revista Más Jazz el 5 de noviembre de 2020.