Leo
en una revista que, para grabar A day in the life
-canción de 1967 del álbum Sgt.
Pepper’s Lonely Hearts Club Band de
The Beatles- se contrató a una orquesta de 40 músicos y que,
mientras se registraba, estaban presentes en los EMI
Estudios de Abbey Road, en
Londres, algunos ilustres invitados. Entre ellos, Keith
Richards y Mick
Jagger de The Rolling
Stones, Marianne Faithfull
(pareja, por entonces, del último), el cantautor escocés Donovan
o Michael Nesmith.
Nesmith…
El apellido me resulta conocido, pero no recuerdo de qué, así que
me pongo a investigar. Lo primero que descubro es que fue componente
de The Monkees,
aquel grupo prefabricado expresamente para la televisión en la
segunda mitad de los años 60. Un producto comercial cuyos miembros
eran principalmente actores y que, aunque al principio no tocaban
instrumentos ni participaban en la creación de los temas, se
convirtieron en un gran fenómeno de masas, sobre todo para el
público juvenil de Estados Unidos.
La
historia de The Monkees comienza cuando los productores Bob
Rafelson y Bert
Schneider, conscientes de
la gran repercusión que ha tenido la invasión británica musical en
el país, con los Fab Four a la cabeza, y el tremendo éxito
que cosecha la primera película del cuarteto de Liverpool,
A hard day’s night
(Richard Lester, 1964),
deciden importar e imitar, de alguna manera, el modelo de la cinta a
una serie televisiva dirigida a la audiencia más joven. Para
ello, publicaron un anuncio en la revista de entretenimiento Daily
Variety en el que se
informaba del casting que iban a realizar para seleccionar a los
componentes de la banda. ¿Os suena? Entre los candidatos había
artistas que después tendrían una importante trayectoria, como
Stephen Stills o Harry Nilson.
Finalmente
los elegidos fueron Michael
Nesmith, guitarra, Peter
Tork, que tocaría el bajo,
Micky Dolenz,
la batería, y como vocalista principal, Davy
Jones. Éste alcanzaría
tal popularidad que una estrella emergente llamada David Jones adoptó
como nombre artístico el de David Bowie para evitar ser confundido
con él.
La
dirección musical se encomendó a Don
Kirshner, copropietario por
entonces de la editorial Aldon
Music, quien encarga los
temas a algunos de los mejores compositores que trabajaban en los
estudios del Brill Building
de Nueva York como Neil
Diamond, Carole
King, Gerry
Goffin o Neil
Sedaka, entre otros.
La
serie comenzó a emitirse en la NBC en 1966 con una magnífica
aceptación. Los sencillos que interpretaba la banda alcanzaban
rápidamente los puestos más altos de las listas de ventas en
Norteamérica, como Last
train to Clarksville o I’m
a believer, que haría lo
propio también en el Reino Unido. Sin embargo, Nesmith y Tork comenzaron a rebelarse porque no querían seguir siendo meras
marionetas del proyecto. Deseaban participar activamente en las
canciones y demostrar que eran buenos músicos. Lo conseguirían a
partir de su tercer álbum, Headquarters
(Colgems, 1967), ya sin la participación de Kirshner, que había iniciado
otra aventura similar -esta vez de dibujos animados- llamada The
Archies, que creó tras la negativa de los Monkees a grabar el tema
Sugar sugar.
Seguían
publicando discos y algunos singles más, como Daydream believer, último número 1
en USA. Además, se embarcaron en una gira de conciertos en la que
actuó de telonero, ¡oh, sorpresa!, Jimi
Hendrix, que en aquella
época estaba necesitado de promoción ya que no era muy conocido en
su país a pesar de su brillante directo en el Festival Pop de
Monterey.
En
1968 comenzó el declive de The Monkees, fechas en las que rodaron
una película, Head (Bob Rafelson),
que tampoco gozó de muy buenos resultados. Mientras, la serie iba
perdiendo audiencia. Dejó de emitirse a finales de ese año y Peter
Tork se despedía de la banda para comenzar un proyecto en solitario. Dos
Lp’s más en 1969 y Nesmith también abandona. Al año siguiente se
publica el último álbum, finalizando así la primera etapa y la más
gloriosa de la formación. Mucho después, los miembros originales se
reunirían para grabar nuevo material, aunque con escasa
trascendencia.
The
Monkees fueron
constantemente criticados por ser un grupo manufacturado y de
laboratorio pero hay que reconocer que vendieron millones de discos
en todo el mundo y dejaron para la posteridad numerosos y exquisitos
temas del pop más pegadizo.
Pero
volvamos con Nesmith, del que por cierto, encuentro esta curiosidad.
Su madre, Bette, secretaria y mecanógrafa de profesión, fue la
inventora del Liquid Paper, corrector para escritura en papel
(lo que conocemos como Tipp-ex, vamos), algo que le reportó a
la familia pingües beneficios.
Como
decíamos, Michael Nesmith
abandona The Monkees y comienza a publicar con un nuevo grupo, The
First National Band.
También se dedicó a la producción de artistas, como por ejemplo
Linda Ronstadt,
para la que escribe Different
drum, que la cantante
interpreta junto a The Stone Poneys.
Y
ahora que empiezo a unir todas las piezas ya recuerdo de qué me
sonaba este multidisciplinar artista porque, a todo lo dicho hasta
el momento, hay que sumar su faceta de productor cinematográfico,
realizador, escenógrafo y uno de los pioneros del videoclip musical,
consiguiendo ganar un premio Grammy
por su trabajo Elephant
parts, en 1981.
En
1970 conseguía un éxito considerable con su canción Joanne,
puesto nº21 en las listas de Billboard
e incluida en su primer
disco tras la salida de The Monkees, Magnetic
south (RCA Victor). Un precioso tema
folk con aires country que escuché hace unos años en un programa de
radio y que estuvo durante todo el día sonando en bucle en mi
cabeza.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 17 de octubre de 2013.
No hay comentarios:
Publicar un comentario