miércoles, 17 de octubre de 2018

Efímeros pero míticos

Sólo dos años de existencia y tres trabajos discográficos, entre los que se incluye un único larga duración, fueron suficientes para que Golpes Bajos se convirtiera en una de las bandas más interesantes e idolatradas de la Nueva ola española, estandarte de la vertiente más ‘culta’ del pop de la época y referentes de la Movida gallega, uno de los muchos focos de la explosión cultural que surgió en distintas ciudades del país a finales de los 70 y principios de los 80, al mismo tiempo que se desarrollaba la de Madrid.

Su cantante, Germán Coppini, junto con su compañero de instituto, el multiinstrumentista y compositor Teo Cardalda, empezaron a dar forma a este nuevo proyecto en 1982 en Vigo y, aún como dúo, grabaron una demo en la que ya se incluían algunas de sus canciones más conocidas: No mires a los ojos de la gente o Malos tiempos para la líricaEn 1983, el padre de Teo envía esta casette al primer concurso de maquetas de la revista Rock espezial (de la que, tras su desaparición, surgió la actual Rockdelux) y a la emisora estatal Radio 3.

La repercusión fue inmensa. Ganaron aquel concurso y su música sonaba a través de las ondas por todo el país gracias al programa dirigido por Jesús Ordovás, Diario pop. En una sección del mismo, Esto no es Hawai, se programaban a estos grupos noveles o poco conocidos y se difundían sus maquetas y singles. Además, se recibían fanzines que reflejaban el apogeo creativo que estaba viviendo España en aquellos años.

Después de alcanzar esta popularidad se unirían a la banda el guitarrista Pablo Novoa y el bajista Luís García. Mientras Coppini, que hasta entonces compaginaba el grupo con Siniestro Total, abandonó esta última formación por distintas desavenencias con sus miembros y se centró exclusivamente en Golpes Bajos.

Su fama iba en aumento. Actuaron y fueron entrevistados en el programa de culto de TVE presentado por Paloma Chamorro, La edad de oro, en el que se consolidaron como una de las grandes sensaciones del momento.


También tocaron en directo en la legendaria sala Rock-Ola, donde actuaron el 14 y el 15 de octubre de 1983. Como curiosidad, las entradas costaban 400 pts. Coppini estaba entusiasmado con subirse al escenario de este templo del rock, por donde habían pasado las mejores bandas del momento y en el que, si ofrecían un buen espectáculo, terminaban de consagrarse.

La compañía independiente Nuevos Medios, dirigida por el productor y fotógrafo Mario Pacheco, fiel a su apuesta por grupos innovadores, les edita su debut discográfico. Un EP homónimo en el que estaban sus temas más celebrados, interpretados por la voz enigmática de Coppini, aquejado de una gripe mientras las grababa. La magnífica portada fue diseñada por el pintor e ilustrador Carlos Sánchez Pérez, más conocido como Ceesepe, otra figura clave de lo que posteriormente se llamó la Movida madrileña, y que, entre otros trabajos, realizó el cartel de la ópera prima de Pedro Almodóvar, Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón.

El primer y único Lp del grupo fue A santa compaña, de 1984, con una colección de canciones sofisticadas y elegantes influidas por distintos estilos musicales. En la portada aparecen vestidos como aldeanas gallegas, haciendo gala de una fina ironía que también estaba muy presente en sus magistrales letras.

Sin embargo, poco después llegaría su último trabajo, Devocionario, mini LP de 1985. Sorprendentemente, cuando estaban en plena racha de reconocimiento y éxito, el dúo fundador decidió disolver la banda y sus componentes emprendieron nuevas aventuras musicales. Teo Cardalda siguió con la producción y formó con su pareja, María Monsonís, el grupo Duendes, más tarde Cómplices. Pablo Novoa se incorporó a Aerolíneas Federales y ya en los 90 formó parte de La Marabunta. Luís García se unió a Semen Up y Coppini empezó su carrera en solitario.

Tras un largo paréntesis, en 1991 Nuevos Medios publicó la discografía completa en el doble CD Todas sus grabaciones 1983/1985 y en 1998, los miembros de Golpes Bajos volvieron a reunirse para publicar un disco en directo llamado Vivo que, debido a sus pocos resultados comerciales, frustró la continuidad del revitalizado proyecto.

Así terminaba la historia de un grupo que pudo dar mucho más de sí aunque, para su corta trayectoria, dejaba un legado importantísimo. Y para despedirnos, una de las canciones de aquella maqueta que les dio a conocer y que después se incluyó en el único álbum de la banda: Fiesta de los maniquíes, interpretada en el programa La edad de oro.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 11 de abril de 2013.

No hay comentarios:

Publicar un comentario