Si
no, ¿cómo explicar que se convirtiera en el guitarrista
más importante del jazz
europeo siendo analfabeto y teniendo dos dedos de una mano
atrofiados? Pero es que, además, fue el que introdujo dicho
instrumento en el género, tuvo una importancia equiparable a los
grandes clásicos norteamericanos de la época y dejó para la
posteridad un estilo inconfundible conocido como gypsy jazz o jazz manouche (en francés) que sigue influyendo a numerosos
artistas de diferentes vertientes musicales. Pues
algo innato debía tener el bueno de Jean
Baptiste Reinhardt
(1910-1953), seguro.
![]() |
Foto: William P. Gottlieb |
Este belga de ascendencia gitana, se crió en un
asentamiento en las afueras de París. Como dictaban las tradiciones
ancestrales de su familia, eran nómadas y siguió los pasos de sus
progenitores en el espectáculo, ya que su padre era músico y payaso
y su madre, bailarina y acróbata. Alegre
y extrovertido, se interesó desde muy pequeño por la música. A los
12 años comenzó tocando el banjo y pasó por el violín hasta que
cogió su primera guitarra para, con los años, llegar a ser un
auténtico genio de las seis cuerdas. Todo ello de forma autodidacta,
aprendiendo a tocar observando a las personas de su entorno. Antes de
cumplir los 13 ya se ganaba la vida junto a su hermano Joseph
actuando en salas de fiestas o acompañando a distintos
acordeonistas.
Pero
en 1928 se produciría un suceso que cambió su vida para siempre.
Reinhardt llegaba de madrugada a su casa-caravana después de una
actuación. Su mujer se dedicaba a la venta ambulante de flores
artificiales, de las que el habitáculo estaba lleno para ser
comercializadas la mañana siguiente. Django oyó un ruido, pensó
que era un ratón. Se levantó, cogió una vela y la encendió para
ver si veía al animal, con tan mala suerte que cayeron algunas gotas
de cera sobre aquel material inflamable y se produjo un terrible
incendio
en el interior del vehículo. La pareja salvó la vida tapándose con
una manta, pero el guitarrista sufrió graves quemaduras en varias
partes de su cuerpo. Consiguió que no le amputaran la pierna
derecha, seriamente dañada, pero el anular
y meñique de su mano izquierda
se le quedaron inmovilizados
como consecuencia del fuego. No podía extenderlos en su totalidad,
así que sorteó su discapacidad inventando una nueva forma de pulsar las cuerdas con sólo dos de sus dedos.
![]() |
Stéphane Grappelli. Foto Allan Warren |
Cuentan
que durante su convalecencia de más de un año en el hospital fue
cuando se aficionó al jazz,
tras comprar y escuchar discos de, entre otros mitos, Louis
Armstrong. Después estuvo
un tiempo trabajando en los cafés de París hasta que en 1934 fundó,
junto al violinista parisino Stéphane
Grappelli (1908-1997), el
Quinteto Hot Club de Francia,
que se hizo famoso tras sus grabaciones para Ultraphone, Decca y HMV
y llevar el jazz por toda Centroeuropa durante el período de
entreguerras.
Reinhardt,
alma del Quintette, consiguió gran repercusión internacional
por su creatividad y su capacidad de improvisación en sus canciones.
Pero otro contratiempo importante estaba por llegar, aunque esta vez
nuestro protagonista tuvo más suerte. En septiembre de 1939 estalla
la II Guerra Mundial
y sorprende al conjunto en Londres. Grappelli decide permanecer en el
Reino Unido mientras que Django y los demás miembros vuelven a
Francia. Mientras las personas de su etnia eran perseguidas y
encerradas en campos de concentración, Reinhardt tuvo la fortuna de
ser el protegido de uno de los oficiales de la Luftwaffe,
aficionado a su música, llamado Dietrich
Schulz-Köhn y apodado
Doktor Jazz.
Curiosamente, Django y sus canciones fueron un símbolo cultural de
la resistencia de París durante la ocupación nazi.
Disuelto
el Quinteto Hot Club de Francia durante la Guerra, Reinhardt formó
una big band además de otros grupos y aprovechó para tocar con
músicos americanos que venían de visita al Viejo Continente como
Benny Carter,
Coleman Hawkins
o Dizzy Gillespie.
La banda volvería a reunirse en 1948 y, aunque con variaciones en su
formación, nunca perdieron sus señas de identidad que les llevaban
a mezclar con maestría el swing con la tradición musical gitana del este de Europa.
![]() |
Django Reinhardt con Duke Ellington Foto: William P. Gottlieb |
No
hemos dicho aún que Reinhardt, además de un músico virtuoso,
también era juerguista, bebedor y aficionado al juego. En 1946 viajó
a Estados Unidos y tocó en varias ciudades con la orquesta
de Duke Ellington. Pues
bien, en una de esas actuaciones tuvo al mismísimo Duque un
buen rato esperando en el escenario mientras que terminaba una
partida de billar.
En
U.S.A. tocó la guitarra eléctrica, pero sin mucho éxito. Tras su
experiencia americana volvió a Francia. Su figura ha sido llevada al
cine en un documental de 1958 dirigido por Paul Paviot. Pero quien
más ha rendido homenaje a Reinhardt en el séptimo arte ha sido
Woody Allen,
quien ha utilizado muchas de sus grabaciones en sus películas,
incluso filmó una inspirada en él, Sweet
& lowdown (conocida en
España como Acordes y desacuerdos) de 1999.
Django
Reinhardt se retiró en 1951 a la localidad de Samois-sur-Seine, en
Francia. Pasó sus últimos años de vida dedicado a la pesca y la
pintura hasta que un día, volviendo de la estación de tren, se
desplomó en la puerta de su casa como consecuencia de una hemorragia
cerebral. Falleció el 16 de mayo de 1953 en el hospital de
Fontainebleau con tan sólo 43 años, dejando
más de 250 grabaciones
en discos de 78 r.p. como este magnífico Limehouse
blues.
No hay comentarios:
Publicar un comentario