miércoles, 7 de noviembre de 2018

The Supremes, glamour y malos rollos


Florence Ballard había conocido en 1958 a Paul Williams y Eddie Kendricks, dos miembros del grupo vocal The Primes, que más tarde formarían parte de The Temptations. Cuando el cazatalentos y manager de aquella banda, Milton Jenkins, la oyó cantar, le animó a que buscara a algunas chicas para formar una especie de versión femenina de The Primes. Ballard reclutó a algunas vecinas suyas del barrio Brewster-Douglas de Detroit (Michigan) como Mary Wilson, con la que había coincidido en distintos festivales de talentos musicales en el instituto, una amiga de ésta, Diana Ross, y Betty McGlown-Travis, pareja de Williams y última en unirse para dar forma, en 1959, a The Primettes.

La nueva formación, por recomendación de Smokey Robinson, hizo una prueba para Motown Records. Impresionaron al jefe, Berry Gordy, pero a éste le pareció que eran demasiado jóvenes –no superaban los 16 años- para dedicarse al negocio discográfico y les sugirió que terminaran antes sus estudios. Además, la compañía estaba inmersa en la promoción de The Marvelettes y no necesitaban incorporar a su catálogo otro grupo de chicas. No obstante, Robert West, dueño de un pequeño sello local de la ciudad del motor, Lupine Records, les ofreció la oportunidad de debutar en 1960 con las canciones Tears of sorrow y Pretty baby. No obtuvieron demasiada repercusión y Betty McGlown-Travis abandonó, siendo sustituida por otra amiga del vecindario, Barbara Martin.

The Supremes, 1966
Pero el cuarteto no dejó de frecuentar la sede de Motown en busca de una nueva oportunidad. Finalmente convencieron a Gordy, que las contrató, en un principio, para hacer coros y palmas de acompañamiento a las estrellas de la factoría. Hasta que, en 1961, cambiado su nombre por The Supremes, publican sus primeros singles. Son buenos temas, aunque no terminan de ingresar en las listas de ventas. Por su parte, en 1962, Barbara Martin deja también el grupo y éste pasa a ser un trío.

Gran parte de su éxito se basó en el trabajo de los compositores y productores Brian Holland, Lamont Dozier y Edward Holland, quienes les escribieron sus piezas más importantes a partir de 1964. Existió el rumor de que Diana Ross tuvo una breve relación con Brian y que, por eso, las mejores canciones se destinaban a ellas. Cierto o no, The Supremes se estrenaron en lo más alto de las clasificaciones de pop y R&B con Where did our love go, tema escrito por dicha sociedad, que había sido rechazado previamente por The Marvelettes. Este supondría el primero de los 12 números 1 alcanzados en las listas estadounidenses en poco más de cuatro años, entre los que se encuentran himnos como Baby love, Stop! In the name of love o You can’t hurry love.


En 1967 siguieron visitando la cima de Billboard, pero se iban a producir novedades relevantes para el futuro de sus integrantes. Con el paso del tiempo, Berry Gordy mostraba su favoritismo por Diana Ross, hasta el punto de renombrarlas posteriormente como Diana Ross & The Supremes. Se dijo que ambos mantenían un romance, pero siempre fue desmentido. Durante los primeros años, no existía una vocalista principal fija, se repartían los temas, aunque ligeramente a favor de Ross. Sin embargo, las disputas internas por el liderazgo vocal fueron recrudeciéndose y erosionando el ambiente en el seno de la formación.

Florence Ballard, molesta con esta situación, entró en una fuerte depresión que le llevó a refugiarse en la bebida para evadirse. Llegaron los problemas. Ballard aparecía tarde y ebria a los ensayos y conciertos hasta que, en uno de ellos, discutió con Gordy y se marchó. Comenzaba así una errática carrera en solitario hasta que falleció, olvidada, alcoholizada y empobrecida, de un infarto en 1976. Una de las Bluebelles de Patti LaBelle, Cindy Birdsong, ocupó su puesto. Mientras, Mary Wilson también cargaba duramente contra Diana Ross en su autobiografía, Dreamgirl: my life as a Supreme (St. Martin's Press, 1986), en la que criticaba a la diva pop por su afán de protagonismo y su ambición por destacar sobre las demás, calificándola de “despiadada” y “destructiva”.

The Supremes. Hotel Frontier, Las Vegas. 1969
Holland, Dozier y Holland, asimismo, dejaron de prestar sus servicios en Motown por desavenencias económicas con Gordy. Así que, a partir de 1968, aunque editaron excelentes canciones de otros geniales compositores, ya nada volvió a ser igual para The Supremes. Los hits llegaban con cuentagotas y en 1969 alcanzarían su último nº1, Someday we’ll be together.

Diana Ross evidenciaba su descontento por estos resultados y Gordy tenía en mente convertirla en una superestrella al margen del grupo. De este modo, a finales de 1969 Ross se iniciaba como solista. The Supremes continuarían, con la entrada de Jean Terrell y con varias modificaciones más durante los años siguientes –Lynda Lawrence, Scherrie Payne o Susaye Greene-, hasta que, en las postrimerías de 1976, Mary Wilson decide finiquitar la formación para aventurarse en solitario. Ya en 1977, se produce la disolución definitiva de esta legendaria agrupación vocal femenina, una de las más importantes de los Estados Unidos durante los 60, referente del ‘sonido de la joven América’ y recordada también por su cuidada puesta en escena, en la que destacaban sus elegantes vestidos y peinados y sus sugerentes coreografías.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 7 de abril de 2014.

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