Como
si de una especie de diario personal se tratase, el periodista y
crítico musical Jesús
Ordovás
relata en El
futuro ya está aquí
(Huerga y Fierro editores, 2014)
algunas de sus experiencias vitales y profesionales de finales de los
60 y, sobre todo, durante la década de los setenta. Las vivencias de
un apasionado de la música, por aquel entonces estudiante de
Ciencias Políticas, necesitado de unos estímulos culturales que su
país no le ofrece y que está dispuesto a encontrar en otros lugares
para narrarlos de primera mano.
Quería
ser, según manifiesta en el libro, como el Jack Kerouac de On
the road (novela
publicada en 1957) pero a la europea. De esta forma, desgrana sus
peripecias en los distintos viajes que realizará durante aquellos
años.
París,
Ámsterdam,
un breve paso por Estocolmo,
Rotterdam
o
Londres
son algunos de los destinos que visita durante los primeros setenta,
donde aprovecha para adquirir discos, libros, revistas, asistir a
conciertos y ver películas y documentales que, o bien no se habían
estrenado en España o la censura impedía su visionado.
Así
se iba forjando la labor periodística de Jesús Ordovás. Aparecen
sus primeras colaboraciones en revistas como Disco
expres
y Triunfo,
a las que envía crónicas de directos, reportajes y críticas de
muchos álbumes que aún no llegaban por aquí. Esto le sirve para
obtener unos ingresos que le permiten continuar viajando. Al mismo
tiempo, va recibiendo encargos para escribir libros sobre Bob
Dylan
(1972) y
Jimi Hendrix (1974),
biografías publicadas por la Editorial Júcar que cosechan un
notable éxito de ventas.
También
se animó a cruzar el charco en 1974. Su recorrido por California
fue una gran oportunidad para conocer a grupos que le interesaban,
aunque poco quedaba ya del Verano del Amor que esperaba encontrar. No
obstante, la estancia en ciudades como Los
Ángeles
o San
Francisco
le iban a inspirar para la gestación de otro de sus libros, El
rock ácido de California
(Ed. Júcar, 1975).
Pero
para el aventurero no todo fue diversión y sumar conocimientos: en
las páginas de El
futuro ya está aquí,
Ordovás recuerda situaciones desagradables como el apuñalamiento
del que fue víctima en Valencia y que casi le cuesta la vida o la
difícil subsistencia en el extranjero hospedándose en pensiones de
mala muerte y trabajando precariamente como limpiador, embotellador
en una planta de Coca-Cola, precintando cajas o descargando camiones.
Este era el peaje que tenía que pagar para poder sobrevivir aunque
su ingenio le salvaría en muchas ocasiones. Aprendió a trabajar el
cuero, así que, cuando estuvo en la capital inglesa, además de
vender muñequeras que había fabricado, consiguió un empleo en una
boutique que se dedicaba a elaborar productos con este material.
Lo
que se detalla hasta esas líneas, tal vez, correspondan a su faceta
menos conocida; la del joven hippie que se desenvuelve en ambientes underground o el que después presenciaría las explosiones del
glam rock y el punk británicos. Más reconocible será su
trayectoria tras su regreso a España. Intensificó su contribución
periodística, abarcando más espacios en revistas, hasta el punto de
tener que utilizar seudónimos para diferenciar sus textos dentro de
una misma publicación. Acudía a los lugares donde programaban
conciertos y festivales, en busca de 'nuevas sensaciones' que, cada
vez, eran más numerosas en el territorio nacional. Asimismo, en 1976
se incorporaba a la radio, a Onda Dos, donde pinchaba la música que
le gustaba y había comprado en sus viajes, pero también las
novedosas bandas que empezaban a despuntar.
Es
desde entonces cuando se iniciaría la leyenda del descubridor, del
amigo que apoya a los incipientes talentos y del profesional que da
visibilidad a las propuestas de las formaciones de la nueva ola
madrileña. El mismo que coincide con ellos en el rastro, emite sus
maquetas, anuncia sus conciertos o entrevista a los primeros Burning,
es jurado del Concurso
Rock Villa de Madrid
en el que ganan los Paracelso
del Gran
Wyoming
y Kaka
de Luxe
son finalistas, o publica un amplio reportaje con las figuras más
relevantes del panorama de la música en 1979. Sin embargo, nos deja
con la miel en los labios, a sabiendas de que el período posterior
al que trata el libro será mucho más intenso y trascendente.
Uno
de los principales atractivos de El
futuro ya está aquí es
la reproducción de varios de los escritos de Ordovás aparecidos en
revistas de aquellos años. Una misión arqueológica que recupera
entrevistas con, por ejemplo, Phil
Ochs,
Robert
Fripp y Brian Eno,
Kiko Veneno
o Carmen
Santonja
de Vainica
Doble
con motivo de la salida al mercado de Contracorriente
(Movieplay, 1976). Además, se incluyen crónicas de actuaciones como
las de Frank
Zappa
en Barcelona en 1974, Bruce
Springsteen
en Londres un año después o la de Bob
Dylan
en París en 1978, entre otras.
A la espera de que Jesús
Ordovás
decida
que sus memorias de las décadas siguientes también deban ver la
luz, hay que decir que El
futuro ya está aquí
supone un interesante documento de la historia del periodismo musical
español, de la misma manera que funciona como un apasionante retrato
sociológico de una época -tanto en España como lejos de sus
fronteras- y en el que se ofrecen claves que permiten conocer, a
grandes rasgos, cuál era la situación de la industria musical, la
relación entre periodistas y el negocio discográfico, así como las
carencias o las inquietudes que existían en la escena creativa del
momento.
El futuro ya está aquí.
Jesús Ordovás. Huerga y Fierro Editores – Colección: Los libros
de Ouka Leele, 2014. 208 páginas. ISBN 978-84-942650-9-9.
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 20 de marzo de 2015.
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