Casi
una década tardó Mario
Vaquerizo en convencer a
Fabio de Miguel
para que accediera a contarle sus vivencias y le autorizase a
plasmarlas en un libro. Tras descartar la idea de recopilar los
testimonios del círculo más cercano al polifacético artista, el
periodista y cantante de las Nancys Rubias consideró finalmente que
era el propio protagonista el que podía aportarle los datos más
interesantes para este cometido. Así, la clasificación y
organización de las más de sesenta horas de grabaciones y
encuentros entre ambos a lo largo de año y medio, han dado como
resultado esta Fabiografía,
las memorias narradas en primera persona por uno de los creadores más
fascinantes e imprevisibles del panorama nacional.
Juan Gatti ha sido el autor de la portada de Fabiografía. |
Las
páginas de Fabiografía
no sólo recorren cronológicamente la vida de Fabio, quien ya desde
su infancia mostraba un carácter fuerte y extrovertido, sino que
también detallan historias y anécdotas, muchas de ellas inéditas,
de amigos y compañeros trascendentales para él, como Tino
Casal, Miguel Ángel Arenas
‘Capi’,
Bernardo Bonezzi
o los integrantes de Kaka de Luxe. Especial atención merecen los
pintores Enrique Naya y Juan Carrero, las Costus,
cuya casa de la madrileña calle de La Palma, en Malasaña, se
convirtió en una especie de Factory ‘warholiana’ y centro de
operaciones de las mentes inquietas de la Movida.
Allí, McNamara daba rienda suelta a su imaginación y desarrollaba
una de sus pasiones desde que era un niño, la pintura, además de
posar como modelo para sesiones fotográficas de Pablo
Pérez-Mínguez, escribir
poesías, diálogos para películas caseras e inventar letras, de las
cuales, surgirían canciones más que conocidas.
Un
Fabio McNamara
multidisciplinar, que lo mismo formaba un dúo musical junto a Pedro
Almodóvar, con quien dejó
para la posteridad el LP ¡Cómo
está el servicio…de señoras!
(Victoria, 1983), que ejercía de presentador de los conciertos de Alaska
y Los Pegamoides con su
desparpajo ante el público y su facilidad de improvisación, o
actuaba en algunas de las cintas del director manchego: Pepi,
Luci, Bom y otras chicas del montón
(1980), Laberinto de
pasiones (1982) y ¿Qué
he hecho yo para merecer esto?
(1984).
Otros
proyectos, de diferente duración, seguirían marcando su trayectoria
en la música. Ahí están, entre otros, Fanny y Los + o los trabajos
en compañía de Luis
Miguélez, por ejemplo, en
los álbumes A tutti plein
(Manzana, 1995) y el cada vez más reivindicado Rockstation
(Tacones Altos, 2001). A partir de aquí,
su interés decae, cansado de la industria y todo lo que rodea al
negocio discográfico. Ya no disfrutaba con el rol de rockstar y decide abandonar esta actividad, aunque posteriormente continuaran
apareciendo referencias editadas como Fabio & Glitter Klinik,
Sarassas Music y colaboraciones puntuales, pero con las que ya no
ofrece ni actuaciones ni realiza actos de promoción.
En
la biografía de McNamara, asimismo, están muy presentes sus malas
experiencias con las drogas. Los abusos durante años, las explosivas
mezclas con alcohol y medicamentos o períodos de mala alimentación
por su obsesión con la delgadez, perjudicaron su producción
artística o motivaron el final de distintas iniciativas pero, sobre
todo, estuvieron a punto de acabar con su existencia. Sin embargo,
desde 2002, Fabio lleva una vida más ordenada, similar a un retiro
místico, abrazado a la fe religiosa y con una plena dedicación
pictórica. Espíritu libre, siempre ha hecho lo que ha querido y
cuando le ha apetecido, de ahí que optara por alejarse de los
escenarios, centrarse en pintar sus cuadros y no tener que
proporcionar explicaciones a nadie. Y es que su carrera en las artes
plásticas, con altibajos, ha permanecido durante todas sus etapas
vitales, desde que expusiera sus obras en la Galería Fernando
Vijande en 1981, con motivo
de la muestra colectiva El
Chochonismo ilustrado,
pasando por la participación en ARCO en 1983 o su gran exposición
individual organizada por su añorada Blanca
Sánchez en 1993, hasta
nuestros días, en los que acapara la mayoría de sus esfuerzos.
No
obstante, el texto confeccionado por Vaquerizo adolece, por momentos,
de cierto caos narrativo. El estilo directo utilizado y las
impresiones recabadas sin intermediarios hacen que Fabiografía
refleje fielmente la personalidad de Fabio de Miguel, con un lenguaje
cercano, coloquial y rebosante de sentido del humor; muy divertido.
Pero en su contra, diremos que esta naturalidad provoca divagaciones
en cuestiones algo banales que restan espacio para otros posibles
pasajes biográficos, como su empeño por las abundantes
descripciones de las indumentarias que vestía en cada situación.
Aún así, estamos ante un documento atractivo y necesario que viene
a completar un capítulo más de la bibliografía publicada sobre la Movida, en esta ocasión, sobre uno de sus personajes más
queridos e influyentes, a la vez que funciona como radiografía de la
sociedad en una época concreta de este país.
Fabiografía. Mario Vaquerizo. Editorial Espasa. Barcelona, 2014. 288 páginas. ISBN: 978-84-670-3649-7
Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 17 de octubre de 2014.
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