jueves, 15 de noviembre de 2018

‘Fabiografía’ de Mario Vaquerizo


Casi una década tardó Mario Vaquerizo en convencer a Fabio de Miguel para que accediera a contarle sus vivencias y le autorizase a plasmarlas en un libro. Tras descartar la idea de recopilar los testimonios del círculo más cercano al polifacético artista, el periodista y cantante de las Nancys Rubias consideró finalmente que era el propio protagonista el que podía aportarle los datos más interesantes para este cometido. Así, la clasificación y organización de las más de sesenta horas de grabaciones y encuentros entre ambos a lo largo de año y medio, han dado como resultado esta Fabiografía, las memorias narradas en primera persona por uno de los creadores más fascinantes e imprevisibles del panorama nacional.

Juan Gatti ha sido el autor de la portada de Fabiografía.
Las páginas de Fabiografía no sólo recorren cronológicamente la vida de Fabio, quien ya desde su infancia mostraba un carácter fuerte y extrovertido, sino que también detallan historias y anécdotas, muchas de ellas inéditas, de amigos y compañeros trascendentales para él, como Tino Casal, Miguel Ángel Arenas ‘Capi’, Bernardo Bonezzi o los integrantes de Kaka de Luxe. Especial atención merecen los pintores Enrique Naya y Juan Carrero, las Costus, cuya casa de la madrileña calle de La Palma, en Malasaña, se convirtió en una especie de Factory ‘warholiana’ y centro de operaciones de las mentes inquietas de la Movida. Allí, McNamara daba rienda suelta a su imaginación y desarrollaba una de sus pasiones desde que era un niño, la pintura, además de posar como modelo para sesiones fotográficas de Pablo Pérez-Mínguez, escribir poesías, diálogos para películas caseras e inventar letras, de las cuales, surgirían canciones más que conocidas.

Un Fabio McNamara multidisciplinar, que lo mismo formaba un dúo musical junto a Pedro Almodóvar, con quien dejó para la posteridad el LP ¡Cómo está el servicio…de señoras! (Victoria, 1983), que ejercía de presentador de los conciertos de Alaska y Los Pegamoides con su desparpajo ante el público y su facilidad de improvisación, o actuaba en algunas de las cintas del director manchego: Pepi, Luci, Bom y otras chicas del montón (1980), Laberinto de pasiones (1982) y ¿Qué he hecho yo para merecer esto? (1984). 

Otros proyectos, de diferente duración, seguirían marcando su trayectoria en la música. Ahí están, entre otros, Fanny y Los + o los trabajos en compañía de Luis Miguélez, por ejemplo, en los álbumes A tutti plein (Manzana, 1995) y el cada vez más reivindicado Rockstation (Tacones Altos, 2001). A partir de aquí, su interés decae, cansado de la industria y todo lo que rodea al negocio discográfico. Ya no disfrutaba con el rol de rockstar y decide abandonar esta actividad, aunque posteriormente continuaran apareciendo referencias editadas como Fabio & Glitter Klinik, Sarassas Music y colaboraciones puntuales, pero con las que ya no ofrece ni actuaciones ni realiza actos de promoción.

En la biografía de McNamara, asimismo, están muy presentes sus malas experiencias con las drogas. Los abusos durante años, las explosivas mezclas con alcohol y medicamentos o períodos de mala alimentación por su obsesión con la delgadez, perjudicaron su producción artística o motivaron el final de distintas iniciativas pero, sobre todo, estuvieron a punto de acabar con su existencia. Sin embargo, desde 2002, Fabio lleva una vida más ordenada, similar a un retiro místico, abrazado a la fe religiosa y con una plena dedicación pictórica. Espíritu libre, siempre ha hecho lo que ha querido y cuando le ha apetecido, de ahí que optara por alejarse de los escenarios, centrarse en pintar sus cuadros y no tener que proporcionar explicaciones a nadie. Y es que su carrera en las artes plásticas, con altibajos, ha permanecido durante todas sus etapas vitales, desde que expusiera sus obras en la Galería Fernando Vijande en 1981, con motivo de la muestra colectiva El Chochonismo ilustrado, pasando por la participación en ARCO en 1983 o su gran exposición individual organizada por su añorada Blanca Sánchez en 1993, hasta nuestros días, en los que acapara la mayoría de sus esfuerzos.

No obstante, el texto confeccionado por Vaquerizo adolece, por momentos, de cierto caos narrativo. El estilo directo utilizado y las impresiones recabadas sin intermediarios hacen que Fabiografía refleje fielmente la personalidad de Fabio de Miguel, con un lenguaje cercano, coloquial y rebosante de sentido del humor; muy divertido. Pero en su contra, diremos que esta naturalidad provoca divagaciones en cuestiones algo banales que restan espacio para otros posibles pasajes biográficos, como su empeño por las abundantes descripciones de las indumentarias que vestía en cada situación. Aún así, estamos ante un documento atractivo y necesario que viene a completar un capítulo más de la bibliografía publicada sobre la Movida, en esta ocasión, sobre uno de sus personajes más queridos e influyentes, a la vez que funciona como radiografía de la sociedad en una época concreta de este país.

Fabiografía. Mario Vaquerizo. Editorial Espasa. Barcelona, 2014. 288 páginas.  ISBN: 978-84-670-3649-7


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 17 de octubre de 2014.

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