sábado, 26 de enero de 2019

‘3 minutos de magia. Una historia del power pop y la new wave’, de Carlos Pérez de Ziriza

En este recorrido por las entrañas de los dos géneros musicales, el periodista madrileño ilustra la fructífera relación que hubo entre ambos y realiza una recopilación de los artistas y discos más relevantes.

Poderío, inmediatez, armonía, vigor, concisión y, sobre todo, emoción son algunas de las palabras más habituales que se desprenden de las páginas de 3 minutos de magia. Una historia del power pop y la new wave, quinto libro publicado por Carlos Pérez de Ziriza, en esta ocasión, bajo la etiqueta Efe Eme. Una retrospectiva de las bandas y solistas más significativos, los álbumes y las piezas que mejor representan la idiosincrasia de estos dos estilos, así como la correspondencia entre ambos. En definitiva, el repaso a una época efervescente de la música popular, que tuvo su apogeo entre finales de los años setenta y principios de los ochenta del siglo pasado especialmente en Estados Unidos y posteriormente también con fuerza en el Reino Unido, sin que se olviden en estas líneas territorios tan activos como Australia o, además, una especial atención a las particularidades del material facturado en España.

No obstante, cuando hablamos de rapidez, relativa a las canciones de los géneros aquí abordados, no hay que traducirlo por imperfección o vulgaridad. Todo lo contrario. De lo que se trata es de transmitir los sentimientos más intensos en el mínimo tiempo posible. Y los adalides de estos movimientos fueron y son maestros en concentrar esa pasión en tres minutos -o incluso menos-, aderezada con melodías pegadizas, enérgicos riffs de guitarras y estribillos contagiosos, permanentemente con los sonidos del pop sesentero más diáfano en el horizonte.

Pérez de Ziriza estructura el desarrollo del texto como un manual que incluye breves biografías de grupos e intérpretes y una selección de sus discografías, organizados por capítulos que cubren las diferentes décadas de acción de forma cronológica -pero no estancas-, intercalando power pop y nueva ola, y con detenimiento en los países y las zonas en las que mayores y mejores artefactos musicales se han fabricado.

Se inaugura con una especie de prólogo coral a cargo de cinco voces autorizadas que plasman su personal visión de la escena. De esta manera, tras los pioneros, los apartados para otros referentes de los setenta y ochenta y antes de desgranar lo que está ofreciendo la nueva centuria, el power pop en los noventa se detalla con lo surgido de ambas costas norteamericanas y su interior y de naciones como Canadá, Irlanda o Australia, patria esta que goza de un episodio independiente en el cual se pormenoriza su trascendental producción. Por su parte, en lo concerniente a la new wave, con un formato similar de división por decenios, se recrean, asimismo, la creación femenina, las peculiaridades en Francia, Holanda y Bélgica o la disección estadounidense centrada en los estados de Carolina del Norte y California, todos ellos con preponderancia durante los ochenta.

En cuanto a las singularidades de nuestro país, el autor brinda, en la sucinta introducción de los tres episodios que le dedica, una clarificadora radiografía de lo acontecido en el periodo analizado en este trabajo. Pese a que ningún nombre patrio haya mimetizado con rigidez los preceptos irradiados por ambos géneros, éstos sí que marcaron las formas de proceder en un importante número de formaciones. De cualquier modo, transcurrida la fase, digamos, más purista, la que va de 1979 a 1982, el panorama deriva en un abanico de corrientes que se proyectan en múltiples direcciones y sería cuando, como apunta el autor, "en síntesis, moría la nueva ola y nacía la Movida". Otros factores, unidos a esta atomización de estilos y del mercado, que se acentúan en las décadas siguientes, son los que arrojan ciertas claves para comprender la original evolución experimentada en territorio español; entretanto, la herencia power pop era sostenida, casi sin saberlo, por las huestes mod.

El volumen se cierra rizando el rizo con veinte gemas ocultas, un glosario de términos, a veces obvios, pero que siempre resulta eficaz para facilitar la lectura al neófito, y el práctico índice onomástico. Por último, una banda sonora alternativa en una lista de Spotify con la que el periodista madrileño te ahorra bastante faena para el disfrute.


Hay que aplaudir la valentía -porque la innovación es patente- y el riesgo asumido por Carlos Pérez de Ziriza y Efe Eme al crear y editar, respectivamente, este 3 minutos de magia. Por acometer los entresijos de un movimiento con asiduidad ultrajado como es el power pop -no tanto la new wave-, que para algunos ni es considerado un género musical y cuya permeabilidad entre el público masivo acostumbra a ser moderado, si bien sus seguidores destacan por su absoluta fidelidad. Para más inri, los límites que lo precisan son harto difusos y existe poco consenso a la hora de incluir en sus dominios a determinados grupos o intérpretes. Otros, trascienden, en sus dilatadas carreras, los parámetros con los que se le identifica o simplemente no pertenecen al ramo aunque se les asocie. La línea aquí es muy borrosa, mientras que en la nueva ola es demasiado heterogénea. Sin embargo, el desarrollo de ambos ha contagiado a otras muchas tendencias de la música popular.

La exigua bibliografía al respecto ha propiciado que, por vez primera y de forma conjunta, se publique un libro como éste en castellano. Estaría bien ir exportando este tipo de textos para su traducción al mundo anglosajón. El valor documental y su utilidad para consultas lo merecerían.


3 minutos de magia. Una historia del power pop y la new wave. Carlos Pérez de Ziriza. Efe Eme. Valencia, 2018. 341 páginas. ISBN: 978-84-95749-19-2.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 13 de marzo de 2018.

Manic Street Preachers y un cartel de la Guerra Civil para criticar el conformismo juvenil

La canción de los galeses 'If you tolerate this your children will be next', influenciada por la contienda española, tomó el título de un pasquín propagandístico del gobierno republicano y trata sobre la falta de ideales de la juventud. 

La misteriosa desaparición de Richey James Edwards, el 1 de febrero de 1995, supuso un punto de inflexión en la trayectoria de Manic Street Preachers. Como guitarra y principal letrista hasta entonces, Edwards ejercía de líder carismático y provocador a la vez que proyectaba la imagen y la actitud de la banda, pero el abuso del alcohol, la anorexia y su querencia por autolesionarse lo habían convertido en un ser atormentado y depresivo. A las 7 de aquella mañana dejó su habitación del hotel Embassy de Londres y condujo su vehículo hasta Cardiff. Estaba citado con el guitarrista y vocalista James Dean Bradfield para tomar un avión rumbo a Norteamérica que los llevaría a una gira promocional de su reciente disco -publicado seis meses antes- The holy bible (Epic, 1994). Sin embargo, nunca más fue visto. Durante ese periodo, sus problemas mentales y físicos iban en aumento: ingresó ocho días en un hospital de la capital galesa y otros tantos en una clínica de desintoxicación londinense. Dos semanas más tarde de que su rastro se perdiese, su coche era encontrado en las inmediaciones del puente de Severn, cerca de Bristol, un lugar fronterizo entre Gales e Inglaterra en el que algunas personas se han quitado la vida. Tras años de especulaciones y rumores sobre su existencia, su familia lo declaró 'presuntamente muerto' en noviembre de 2008.

Actitud, compromiso y provocación
No obstante, el resto de integrantes se iba a reponer sin estridencias de este duro golpe. Las reminiscencias punk, el sonido aguerrido, los mensajes combativos y los recuerdos hardrockeros de los primeros singles, EPs y la trilogía inicial de álbumes -Generation terrorist (Columbia, 1992), Gold against the soul (Columbia, 1993) y el ya citado The holy bible- darían paso a un pop más cristalino, amable y repleto de arreglos grandilocuentes con Everything must go (Epic, 1996), que incluía uno de sus temas más celebrados, A design for life. Este LP, ya sin la presencia de Richey James, si bien todavía contenía varias composiciones suyas, les introduciría en el circuito de las radiofórmulas con el consiguiente crecimiento exponencial de su popularidad en paralelo al de las ventas, apoyados en cierta manera por el sensacionalismo de los semanarios británicos.

Un giro estilístico que no iba a suponer, para el que fuera cuarteto, el abandono de las señas de identidad que le han acompañado desde que se constituyera en la ciudad galesa de Blackwood en 1986: su activismo político y conciencia social. Buena cuenta de ello ofrecen canciones como Slash'n burn (1992), en la que piden justicia para el tercer mundo, Kevin Carter (1996), sobre el genocidio llevado a cabo por la mayoría étnica hutu contra la población tutsi en Ruanda, Send away the tigers (2007), con la guerra de Irak como trasfondo o Baby Elian (2001), referente al conflicto entre Cuba y Estados Unidos por la custodia del conocido como 'niño balsero'. Un guiño al régimen cubano que Fidel Castro aprovechó para invitarles a actuar, en febrero de 2001, en el Teatro Karl Marx de La Habana; concierto recogido en el DVD Louder than war, nombre sugerido por el propio Castro tras una conversación con los componentes de Manic Street Preachers. Cabría señalar también que en la portada del extended play The masses against the classes, del año anterior, lucía una bandera del país caribeño, por lo que este evento no fue fruto del oportunismo.

Pero una de las más significativas en este sentido, tanto por su enorme éxito como por lo concerniente a nuestra historia reciente, es If you tolerate this your children will be next. Influenciada por la guerra civil española y, sobre todo, por la determinación de los voluntarios que lucharon en las Brigadas Internacionales contra el ejército sublevado, nació después de un paseo por las Ramblas de Barcelona del bajista Nicky Wire, quien la escribiría en el hotel en el que se hospedaba en ese momento. “Está inspirada en la guerra civil española. Trata sobre el hecho de que existieran las Brigadas Internacionales. Me impresionó que tanta gente de tantos países se uniera por una causa. Me hizo pensar que esto no sucedería hoy en día. Mi generación jamás haría algo así. Por eso es una canción de advertencia. Me avergüenza que nos importe más el calzado deportivo que la política. Luego pasa lo que pasa”. (Factory nº20. Ediciones Rockdelux S.L. Octubre-diciembre 1998).

Registrado en los británicos estudios Rockfield y editado en agosto de ese año como single de adelanto del varias veces galardonado quinto trabajo del grupo, This is my truth tell me yours (Epic, 1998), su título está tomado de un cartel propagandístico utilizado por el bando republicano para solicitar apoyo a otras naciones y alertar sobre las consecuencias negativas que el avance del fascismo estaba teniendo. En el pasquín se representa a una niña fallecida bajo la amenaza de un grupo de aviones en acción de bombardear -supuestamente sobre Madrid, según reza la inscripción-, acompañado por las leyendas The “military” practice of the rebels (Las prácticas militares de los rebeldes), en la parte superior y, en la inferior, If you tolerate this/ your children will be next (Si toleras esto/ tus hijos serán los siguientes). Este tipo de propaganda elaborada por el Gobierno de la República española se repartió, a través de los partidos de izquierdas, por diferentes Estados y sus proclamas tocaron la vena sensible de gran cantidad de jóvenes en Inglaterra, Escocia y Gales, entre otros, que decidieron viajar hasta España e instalarse en el frente para luchar por sus principios. Al arrojo de estos muchachos aludía el baterista Sean Moore en Mondosonoro, en septiembre de 2008, como contraposición a la actitud juvenil de la época: “El tema está basado en parte en la guerra civil española, pero sobre todo trata sobre el conformismo de la juventud de hoy, sin ideales. Piensa en la Guerra Civil, la gente luchaba por ideales mientras que ahora nadie parece tenerlos. Nicky está muy interesado en la guerra civil española, pero te aseguro que no creemos en ningún caso en el uso de la violencia, por lo tanto el texto de esa canción no debe tomarse demasiado en serio”.


Si el compromiso ideológico ha sido una constante en la carrera del actualmente trío galés, tampoco hay que menoscabar sus numerosas referencias literarias y alusiones a escritores, u otro tipo de creadores, en muchas de las piezas de su discografía. Por ello, no es de extrañar que a la hora de fabricar este himno, -número 1 en Reino Unido-, estuvieran presentes libros como el autobiográfico Homage to Catalonia de George Orwell, quien participó en la contienda como miliciano en el POUM, o Miners against fascism: Wales and the Spanish Civil War, obra de los 80 del compatriota y miembro del Partido Laborista Hywel Francis, que recoge experiencias de aquellos galeses que intervinieron en los combates, a uno de los cuales se le acredita la frase If I can shoot rabbits/ then I can shoot fascists (Si puedo disparar a conejos/ entonces puedo disparar a fascistas) que aparece en la estrofa que abre If you tolerate this...

Todo es cuestión de perspectiva
En fin, los Manic Street Preachers ejerciendo de hispanistas, una advertencia que cayó en saco roto y un Richey James Edwards, a pesar de su inestabilidad emocional, ofreciendo unas palabras más que cabales en una entrevista para Rockdelux, aparecida en abril del 95, y que no está de más recuperar para comprender mejor ciertos episodios de la actualidad: “Políticamente, Inglaterra se ve como la dominante de Europa. Deberían darse cuenta de que desde los días del Marqués de Sade esta preponderancia se ha degenerado y ha terminado. Sin embargo, la prensa inglesa sigue con el mito de que Inglaterra tiene un poder real sobre los demás. Musicalmente ocurre lo mismo”.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 1 de febrero de 2018.

miércoles, 23 de enero de 2019

‘Atardecer en Waterloo’, de Manuel Recio e Iñaki García

La monumental biografía de The Kinks que todo buen aficionado agradecerá leer y la mejor guía de iniciación para el neófito.

Que el mismísimo Dave Davies, poco pródigo a este tipo de gestos, abra con su dedicatoria este completo estudio acerca de la banda británica, y además lo recomiende, es para sentirse único y muy orgulloso. También dice bastante de la calidad que brota de las páginas de Atardecer en Waterloo, la biografía que el periodista Manuel Recio y el matemático Iñaki García han realizado sobre The Kinks y que ha publicado Sílex Ediciones.

Los autores, 'kinkólogos' empedernidos y grandes divulgadores de su cultura, tanto en artículos en prensa y revistas especializadas o en la organización de eventos como las Konvenciones anuales en Madrid, aseguran que han empleado algo más de dos años en elaborar este exhaustivo trabajo. Aunque, sinceramente, creo que llevaban haciéndolo toda la vida, desde que, siendo muy jóvenes, las canciones del grupo de los hermanos Davies les cautivaran para siempre. Porque rezuma laboriosidad y se constata el arduo proceso de ordenación de las abundantes fuentes que han tratado para concebir un producto singular, alejado del clásico ensayo de una 'rockband'.

Sin embargo, estos detalles no deben ahuyentar al lector indeciso. Todo lo contrario. Ya que, sí, es un ejemplar orientado al 'kinkmaníaco' -que, no obstante, encontrará información novedosa- pero igualmente para el que solo haya pasado por la música de los de Muswell Hill tangencialmente y ahora decida adentrarse profundamente en su legado. Atardecer en Waterloo está escrita con la pasión del fan sin ser una hagiografía que abuse de la adulación gratuita. Aquí hay análisis objetivo, que evita el amarillismo y la polémica, con una investigación seria y contrastada, donde prima la equidad a la hora de abordar los hechos -los felices y los oscuros, sin prevalencias- pero, sobre todo, está creada con mucho amor por las composiciones de los Kinks, esas que alimentan la existencia de sus incondicionales.

La trayectoria artística y discográfica de los Davies y de los diferentes componentes que han desfilado por la formación está holgadamente detallada en una estructura similar a una trama novelística, alejada de la mera sucesión de fechas y datos, incluso añadiendo una considerable dosis de aspectos más íntimos y personales y el contexto que los rodearon. Si bien, en ocasiones, la abundancia de citas de los protagonistas provoca un encorsetamiento del relato aun tratándose esta circunstancia de una muestra de veracidad.

De sobra es conocido que una de las características que mejor definen a los londinenses son los textos de sus temas, repletos de ironía, crítica social, cotidianidad y costumbrismo 'british'. Así que, parecía destinado que cada capítulo del libro tuviera que incluir estas referencias e hilvanar una determinada historia a través de las mismas. Los episodios se presentan divididos en varios apartados que encabezan fragmentos de letras a modo de introducción para el desarrollo, temático o temporal, de los acontecimientos narrados. De este modo, es casi de obligado cumplimiento imbuirse en la escucha de las piezas compuestas por The Kinks y prestar mayor atención a sus significados.

Una de las partes más interesantes, por lo cerca que nos toca, es la dedicada a la relación de los artífices de You really got me con España. Lo que en principio iba a ser un anexo, pero que podría desembocar perfectamente en otra publicación autónoma, está dispuesta en una extensa sección en la que se pormenorizan todas las visitas de los británicos a nuestro país, como conjunto y las numerosas de Ray en solitario. Una puesta a punto de las hojas de ruta de los primeros conciertos del 66, la gira desarrollada dos decenios más tarde o el recital de 1993, con ánimo de aclarar muchas particularidades que han estado rodeadas de mitos y leyendas. Para ello, Recio y García aportan cuantiosas entrevistas y declaraciones de testigos presenciales hasta el momento inéditas, condición ésta que comparten diversas fotografías que, de la misma manera, han visto la luz ex profeso para este tomo.

Asimismo, esta biblia 'kinky' cuenta con prólogo de José Miguel Monzón, alias el Gran Wyoming, y con la discografía comentada por Luis Lapuente, el Doctor Soul, quien desmenuza cada rodaja sonora: los álbumes oficiales de los Kinks y de Ray y Dave por separado, las antologías más recomendables, rarezas y las tiradas estadounidenses. Un curso acelerado que se recomienda completar con el material alojado en la web www.atardecerenwaterloo.com, confeccionada con motivo del lanzamiento de esta obra que ya va por su segunda edición.


Atardecer en Waterloo. Manuel Recio e Iñaki García. Sílex Ediciones. Madrid, 2017. 782 páginas. ISBN: 978-84-7737-670-5


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 12 de enero de 2018.

‘Historia de la música disco’, de Luis Lapuente

En otro nuevo libro de Efe Eme, el Doctor Soul realiza un recorrido por la historia de la música disco, analizando las claves, el contexto, los intérpretes y las grabaciones esenciales de uno de los estilos de la música popular injustamente menos valorados. 

Lo ha vuelto a hacer. Luis Lapuente, alias Doctor Soul, el gran especialista de nuestro país en música negra, quien ya había realizado varias enciclopedias sobre el soul -la última editada también por Efe Eme en 2015, El muelle de la bahía-, firma en esta ocasión Historia de la música disco, la primera que se publica en castellano. Un formidable repaso por los entresijos de este movimiento artístico y estético que agitó las pistas de baile desde finales de los setenta y revolucionó la forma de practicar la canción pop, cuando las guitarras comenzaron a ceder el paso con mayor asiduidad a los sintetizadores, dejando un importante legado que llega, de una u otra forma, hasta nuestros días sustentado en una de sus principales razones de existencia: el ritmo.

Ahora, cuando se cumplen cuatro decenios de algunos hitos de su momento cumbre como el estreno de la película Fiebre del sábado noche, la inauguración de la discoteca Studio 54, el debut en formato largo de Chic o la salida al mercado de I feel love de Donna Summer, Giorgio Moroder y Pete Bellotte, Lapuente firma este pionero volumen que hace justicia ante el poco interés mostrado en nuestro país a la hora de abordar el género, tanto por la crítica como por el público. Pero la efeméride no esconde ni un ápice de oportunismo, ya que el médico y periodista musical lleva años divulgando los sonidos del segundo Verano del amor desde distintas revistas especializadas o en su espacio dentro del programa de Radio 3, Sonideros y, más recientemente, con la especie de resumen de esta obra que supone el artículo aparecido hace unos meses en el número 11 de Cuadernos Efe Eme.

Entrando en materia, Historia de la música disco incluye unas palabras de bienvenida a cargo de dos tótems de la talla de Giorgio Moroder y August Darnell, a.k.a. Kid Creole, y prólogo del presentador de Hoy empieza todo de Radio 3, Ángel Carmona. Aunque dividido en varios capítulos, se podría establecer una separación alternativa en dos bloques bien diferenciados. Una parte inicial, encabezada por una aclaratoria y muy útil cronología, en la que encontramos una ágil narración para diseccionar la historia de este estilo. Aquí sobresalen anécdotas memorables como la gestación, en la Nochevieja del 77, del Freak out de Bernard Edwards y Nile Rodgers con la participación involuntaria de Grace Jones, o la triste cruzada que provocó la pira de vinilos durante la Disco demolition night.

A continuación, en ese cronológico relato de los hechos, se enumeran todos los agentes musicales que han dado lustre al movimiento, desde los precursores, pasando por los auténticos dioses y desembocando en los que más fielmente han recogido sus influencias, con particular consideración al, muchas veces, maltratado eurodisco. Por supuesto, sin olvidar la fructífera aportación nacional: Barrabás, Baccara, Manolo Gas o Sirarcusa (Ramón Arcusa y Manuel de la Calva, del Dúo Dinámico).

Además, se citan otros elementos que tuvieron gran relevancia en la popularización de dicha corriente estilística, tales como la moda, los clubes, los sellos discográficos, el formato maxisingle, las drogas, la comunidad homosexual, el cine blaxploitation o la icónica bola de espejos, entre otros. No obstante, el mayor protagonismo recae en las bandas, solistas y las carreras por separado de los miembros de determinados grupos que se describen -lamentablemente, casi siempre de forma sucinta- acompañados de una selección destacada de su discografía y entre los que se intercalan imágenes en blanco y negro, en ocasiones, a toda página. Por último, mediante un diccionario de términos, se catalogan alfabéticamente una serie de bandas y solistas -muchos recordados por su condición de 'one hit wonders'-, productores, compositores, ingenieros de sonido, músicos y DJ's que, igualmente, contribuyeron a la difusión de la causa y que no se exponían anteriormente en otros pasajes del libro.

En un segundo apartado, según esta singular distribución en dos que hemos apuntado, hallamos una amplia sección de referencias discográficas, repartidas entre grupos y solistas estadounidenses y europeos y entre los que mezclan el rock y otros géneros con la música disco. Del mismo modo, Luis Lapuente nos obsequia con una dosis de pasión y gusto personal para recomendar los álbumes fundamentales, sus ciento once temas favoritos y quince gemas que anticiparon la era disco.

Junto con la bibliografía y el siempre necesario, para este tipo de trabajos, índice onomástico, se pone un broche de oro a este magno tratado musical que asegura horas de diversión, agradables sorpresas y adquisición de conocimientos tanto si se utiliza como guía, para consumir en pequeñas cantidades, como si la lectura continua se adereza de la banda sonora propuesta. Dispónganse a descubrir, valoren sin prejuicios y, sobre todo, disfruten bailando con Moroder, Cerrone, Bee Gees, Sylvester, Gloria Gaynor, ABBA, Boney M, Patrick Hernandez, Ryan Paris, Josep Llobell y una largo etcétera de llenapistas.


Historia de la música disco. Luis Lapuente Montoro. Efe Eme. Valencia, 2017. 324 páginas. ISBN: 978-84-95749-18-5.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 21 de diciembre de 2017.

Dreyma, días de vino y pizzas

El dúo malagueño formado por Cris y Mel acaba de publicar un EP de debut, homónimo, que está siendo presentado en una gira por toda España

Todo está yendo muy rápido para ellas. Hace poco más de un año Cris y Mel, es decir, Dreyma, comenzaban a intercambiar ideas y propuestas musicales por e-mail para moldearlas en el local de ensayo sin mucha más pretensión que la de divertirse. Pero esas sesiones de pruebas, en las que todo fluía con abundante naturalidad, como "flores en el agua", pronto dieron sus resultados, materializándose en canciones que, escaso tiempo después, fueron registradas en un EP homónimo grabado en el estudio junto a Fran Corpas.

Posteriormente, el sello Discos Imaginarios se interesa por su trabajo y en septiembre les edita dicho EP, un espaldarazo definitivo para echarse a la carretera y presentar su intenso directo por distintos lugares del país. Se hace realidad así el sueño del dúo de poder llevar a cabo la gira Come and dance with me, con la que muestran su sonido de etéreas voces perfectamente ensambladas, guitarras incisivas y pesadas bases que juguetean con loops.

En el edén de los sueños y los colores. Foto: Génesis Apolo.

Precisamente esto es lo que fielmente han querido transmitir en los cinco temas de Dreyma (Discos Imaginarios – Ondas del Espacio, 2017), en el que el pop más experimental y la electrónica se abrazan para desarrollar sugerentes paisajes de dreampop, trip hop o synthwave, "todo ello rodeado por ballenas, delfines y unicornios", como a ellas les gusta añadir. 22 minutos que se abren con Monday Frida, corte para el que recientemente han difundido su videoclip y en el que rinden homenaje a la pintora Frida Kahlo. "Para nosotras es más que una inspiración. Ella usaba su imaginación para escapar de sus emociones, del día a día, de la lucha tanto interna como externa que afrontó durante toda su vida. Las flores, los colores vivos y sus 'alter ego' la hacían más fuerte. La tomamos como ejemplo y reflejo de, mucha veces, circunstancias que nos acompañan o llegan por sorpresa. La canción contiene esos fragmentos de depresión, amor y oniria mental que también están relacionados con la artista mexicana, nos inspiraron desde las cartas que escribía a sus amantes, su sufrimiento y la amiga imaginaria que inventó en su infancia. [La frase de la letra] 'come and dance with me' es una invitación a mostrar el interior, los paisajes de la imaginación y sus maravillas".


El primer avance de este trabajo de debut fue Rým, pieza que trata de tener diferentes estados de ánimo, algunos que absorben y otros que liberan, mientras que el título se refiere a la convergencia del significado y la palabra 'espacio' en varias lenguas escandinavas. No en vano, para Dreyma, cuya traducción del islandés es 'soñar', la mitología nórdica es una sus mayores musas. "La cultura escandinava nos remueve, nos inspira, nos atrae y nos provoca. Tal vez la amalgama de paisajes, con sus bosques y horizontes, la cultura, el frío, la oscuridad, que nos lleva directamente a pensar en las emociones, en su control, en el vacío, en el amor, en toda esa corriente de sentimientos que el ser humano a veces trata de controlar o conocer, nos hace acabar escribiendo, normalmente, sobre la exteriorización de las emociones, del contraste entre estas, de la tristeza y de la felicidad que a veces llega en momentos que son un instante o momentos que se hacen eternos".

Otra celebridad que está presente en el disco es el escritor Charles Bukowski, en El domingo es de Bukowski. "Es un autor que nos gusta mucho. Lo del domingo es por las resacas y ese efecto anestesia que se crea en la nostalgia del final del fin de semana. Si volvemos a lo de la resaca, en El domingo es de Bukowski hacemos unos guiños a Women y Ham on Rye [La senda del perdedor] con: '300 hundred hangovers, don’t become obvious yourself'". La oda a la amistad y el amor que supone L.I.A.B. (siglas de Leaf In A Box) y la evocadora Fuego, completan este ramillete musical tan íntimo. "Nos inspiran muchas cosas, sonidos, olores, recuerdos, pero sobre todo escribimos desde nuestro interior y desde nuestras experiencias".


A Cris y Mel, que se han repartido las labores de composición y escritura de las canciones, les encanta cuidar los detalles al máximo, como puede observarse en el aspecto visual de su propuesta. Ambas se han encargado del diseño y la ilustración de este coqueto EP limitado a 50 copias que contiene, además del CD, un fanzine para colorear y una pegatina de Frida Kahlo. "Es nuestra naturaleza. Nos gustan los detalles, sobre todo si algo es especial. Elaborar un primer EP de forma física para nosotras era algo maravilloso y entre la fluidez de las cosas lo hicimos lo más artesano, personal y sencillo posible. Los colores y visuales son parte de nuestros gustos y formas creativas en las que más nos movemos. Componemos nuestro propio entorno no solo en lo musical, también en lo visual. Ahora mismo tenemos muchas ideas e imágenes que queremos adaptar a nuestro sonido".

Esta "mutación de una intensa amistad" que comenzó como mero divertimento en unos ensayos acompañados por vino -otras veces vermú- y pizzas, se ha convertido en una sólida realidad que no puede dejar de crear. Y es que, además de los diferentes conciertos que planean en salas y festivales, en 2018 tendrán nuevo material discográfico y videográfico y otras sorpresas que irán desvelando.


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 29 de noviembre de 2017.

martes, 22 de enero de 2019

‘Fiebre de vivir’, de Jesús Ordovás

El periodista ferrolano hace un recorrido por la música de los setenta en España a través de entrevistas, artículos aparecidos en el semanario 'Disco Exprés' y el libro 'De qué va el rrollo', editado originalmente en 1977 por Ediciones de La Piqueta.

La incontinencia bibliográfica de Jesús Ordovás ha dejado de ser noticia últimamente para convertirse en una sana y necesaria costumbre. Que cada cierto tiempo nos deleite con sus recuerdos e investigaciones y desempolve su archivo, repleto de documentos sobre la historia musical de nuestro país, habría que agradecérselo algún día de una forma especial. Si hace escasos tres años veían la luz sus memorias personales 'on the road' de los 70 y 80 en El futuro ya está aquí (Huerga y Fierro) y el año pasado recreaba la 'historia oculta de la movida' en Esto no es Hawaii (Efe Eme) -además de otros trabajos como una biografía de John Lennon (Sílex Ediciones)-, ahora le toca el turno a Fiebre de vivir. Apocalípticos y desintegrados en el rock español de los 70, un libro que podría situarse cronológicamente entre los dos anteriores.

Aunque casi siempre se le identifica como el cronista oficial y uno de los testigos principales de la movida, en esta ocasión se remonta a las postrimerías de los sesenta y cubre toda la década de los setenta para buscar las claves, sociológicas y musicales, que desembocaron en esa explosión de creatividad que se vivió en los ochenta. Fiebre de vivir es una recopilación de las propias vivencias de Ordovás, así como una selección de jugosas entrevistas -muchas inéditas-, artículos y extractos de sus colaboraciones para Disco Exprés, algunas bajo sus seudónimos Job y Julia Aguasfuertes, y la reproducción íntegra, respetando el lenguaje y particularidades, de De qué va el rrollo. Sí, con dos erres.

Con una impagable portada, un título inspirado por el primer álbum de Moris grabado en España y paródica referencia en el subtítulo de la famosa obra del escritor y semiólogo italiano Umberto Eco, Jesús Ordovás divide este nuevo volumen en siete capítulos. Los cinco iniciales abarcan los grupos de pop nacionales a caballo entre los 60 y 70 que comenzaban a tener repercusión en el extranjero (Los Bravos, Canarios, Barrabás), los éxitos asociados al sonido Torrelaguna (con particular atención a la labor de Rafael Trabuchelli y Waldo de los Ríos), el pop y rock catalán, el rock andaluz (con epicentro en Sevilla y Triana y Veneno como estandartes) y el rock madrileño. De esta forma, se plasman aquí conversaciones con figuras como Fernando Arbex, Juan Reyzábal (Módulos), Pau Riba, Gualberto o Moris, entre otros.

En el sexto, Ordovás reúne una antología de sus columnas para Disco Exprés desde 1975 -Rollos díscolos- y, en menor número, de sus 'Movidas poprockeras', nombre de su espacio en la revista Sal común. Un popurrí de crónicas de conciertos, de festivales míticos (15 horas de pop Ciudad de Burgos -el de la Cochambre-, Canet Rock), reflexiones y experiencias diversas sobre la escena underground, críticas de discos y, sobre todo, entrevistas. Suculentos encuentros con bandas y solistas – Burning, Tequila, Vainica Doble, Rosendo, Hilario Camacho, Sisa...- pero también con otros personajes relevantes de la industria como el promotor Gay Mercader, el productor y fundador del sello Gong, Gonzalo García Pelayo, o el periodista Carlos Tena. No obstante, si bien se entiende que por la época diseccionada en este libro estaba más que justificada la aparición de determinados textos, hay que reprocharle que haya repetido ciertos pasajes ya mostrados en El futuro ya está aquí.

Las últimas páginas quedan reservadas para De qué va el rrollo, ensayo de 1977 con el que se pretendía explicar y dar visibilidad a un movimiento minoritario que empezaba a destacar tras el fin de la Dictadura y que venía expresándose artísticamente mediante notables discos, revistas o cómics. Leído hoy, con la perspectiva de los años, ofrece una atractiva panorámica del momento histórico en el que se desarrolló esta eclosión creativa, pieza fundamental de los cimientos para los aires de libertad que se respirarían poco después. Del mismo modo, supone una inmejorable ocasión para disfrutarlo sin tener que acudir al mercado de segunda mano y sus inflados precios.

Y si por todo este sugerente contenido no fuese ya lo suficientemente recomendable, hay que subrayar que Fiebre de vivir está cuidadosamente editado por Efe Eme, sinónimo de rigor y calidad, que continúa con su impecable labor de divulgación musical y cultural en su web y las distintas publicaciones en papel, como los heroicos Cuadernos Efe Eme o interesantes colecciones como Buenas Vibraciones, de la que se ha anunciado recientemente una historia de la música disco firmada por el Doctor Soul, Luis Lapuente.


Fiebre de vivir. Apocalípticos y desintegrados en el rock español de los 70. Jesús Ordovás Blasco. Efe Eme. Valencia, 2017. 269 páginas. ISBN: 978-84-95749-17-8


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 21 de noviembre de 2017.

miércoles, 16 de enero de 2019

'Las músicas de nuestro tiempo. El universo pop', de Álvaro Alonso

Una obra que repasa los estilos y artistas más representativos e influyentes de la historia de la música popular del siglo XX.

Estamos ante uno de esos inexplicables ejemplos de escasa popularidad si nos atenemos al exhaustivo material y calidad del contenido, ya sea por una fallida estrategia de promoción o simplemente una ausencia adecuada de la misma. No obstante, si aún no han tenido la suerte de que repose en sus manos, un rápido rastreo por librerías tradicionales o por las de la red le permitirá hacerse con este libro que, desde ya, debe catalogarse como imprescindible, tanto para profesionales y/o aficionados inquietos como melómanos curiosos y otras gentes de bien.

El cometido no era nada sencillo: condensar en menos de trescientas páginas la historia de la música popular del siglo XX. Sin embargo, Álvaro Alonso lo solventa con maestría. Las músicas de nuestro tiempo. El universo pop es un fascinante recorrido por los diferentes estilos musicales -y sus numerosas ramificaciones- que se han ido desarrollando durante los últimos decenios, así como por los grupos, artistas, discográficas, compositores, musicólogos, discjockeys y demás agentes moldeadores de cada tendencia y el contexto en el que surgieron para que después se consolidaran en nuestro imaginario colectivo. Todo ello con un didáctico resultado a pesar de la dificultad que entraña la acotación temporal de los mismos o la propia delimitación entre una amplísima variedad y la constante evolución en algunos casos.

Pero este volumen también es una reflexión filosófica, al mismo tiempo que funciona como ensayo social y antropológico, pues la evolución de una determinada manifestación artística es indisociable al conocimiento de las particularidades y avances de la sociedad que determinan que un fenómeno como el de la música popular se haya podido erigir en un movimiento de masas. Es una de las impresiones que se extraen de un primer bloque explicatorio e introductorio a lo que se enfrentarán en las sucesivas páginas y en el que se abordan temas como la trascendencia de las innovaciones tecnológicas, las ideas políticas, la fusión multicultural o el papel que juega la música en otro arte como el cine.

Partiendo de una división estilística inicial: pop, rock y músicas del mundo (el interés que se le otorga es una muy agradable noticia en estudios como el que nos ocupa), se da paso al meollo de la obra, un segundo -y el más amplio- apartado en el que desfilan los estilos musicales más significativos y conocidos, con una especial atención a las músicas de raíz negra, sin olvidar otros que no disfrutan de tanto espacio en las enciclopedias como el tropicalismo o la música latina, entre otros. Cada uno minuciosamente desgranado para conocer sus datos esenciales, los artistas clave, las zonas geográficas de acción, los principales compositores, productores o los sellos con mayor actividad. Por eso, aquí aparecen Bill Haley, Elvis Presley, Sam Cooke, The Beatles, The Rolling Stones... (continúen añadiendo los que estimen conveniente) pero también The Orioles, Townes Van Zandt, The Nice, Lee Scratch Perry o Kool Herc. Igualmente, la mujer dispone de una relevante cuota de presencia en distintas épocas: los grupos de soul de chicas, la chanson o la revolución femenina en el rock.

Y es que, desde un principio, se pone de manifiesto que históricamente se han seguido los cánones que ha impuesto el mundo anglosajón, si bien cada vez es más habitual y necesario sobrepasar esos límites. Esto último explica que en los criterios de selección de nombres en el libro haya primado la importancia y repercusión posterior en lugar de lo que tradicionalmente han dictado las siempre discutidas listas de éxitos. De ahí que el tercer y final capítulo deje una puerta abierta a una futura investigación en profundidad sobre lo que se ha venido en denominar 'las nuevas músicas', ya que, en un mundo globalizado, los ritmos étnicos, la new age o el flamenco están abriendo nuevas perspectivas sonoras y vías de experimentación que hasta hace poco eran impensables.

Fundamental se antoja, en este sentido, la labor de los divulgadores. Y Álvaro Alonso es uno de los que se preocupa bastante por transmitir sus inquietudes. Doctor en Filosofía, docente e investigador pero, sobre todo, amante de la belleza que emana de esos preciosos artefactos de plástico con microsurcos que giran a distintas revoluciones por minuto, lleva muchos años difundiendo su buen gusto musical desde distintos frentes como el notable blog Música para la NASA, las páginas de El Cultural de ABC, el programa de radio Días de vino y rosas o desde sus distintos perfiles en redes sociales. Síganle la pista porque, además, se encuentra trabajando en un ambicioso proyecto bibliográfico sobre Gene Clark, que verá la luz en 2018.

Las músicas de nuestro tiempo. El universo pop puede abrumar si es leído linealmente a consecuencia de la abundante cantidad de datos que arroja, aunque también ofrece una visión panorámica de la música popular casi cronológica muy interesante. Lo que no deja lugar a dudas es que debe convertirse en indispensable como manual de consulta.

Las músicas de nuestro tiempo. El universo pop. Álvaro Alonso Trigueros. Editorial Dykinson, S.L. Biblioteca de Humanidades Contemporáneas. Madrid, 2010. 296 páginas. ISBN 978-84-9772-293-3


Artículo publicado originalmente en la web de Papel de Periódico el 8 de noviembre de 2017.